Este es el relato de un joven de 25 años quien, de forma anónima, le contó a un periodista de Radio 1 de la BBC cómo después de pasar años sospechando que su padre le era infiel a su madre, finalmente lo descubrió y quiso compartir su historia con otras personas que estén viviendo lo mismo.
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El teléfono en el baño
Tenía 19 años y acababa de volver de un festival de música. Fui al baño y me encontré un teléfono que alguien de mi familia había dejado allí.
Era el de mi padre. Era el mismo teléfono que había visto que llevaba en su carro cuando era adolescente.
En ese entonces era muy joven para notar que tenía algo distinto. Pero ahora, cuando yo ya tenía 19 años, se veía sospechoso.
Lo agarré. No pedía clave de acceso y entonces comencé a leer varios mensajes que le había enviado una mujer.
Lo que sentí de inmediato fue una rabia que inundó todo mi cuerpo.
Lo que no sabía en ese momento es que lo que yo consideraba familia comenzaba a derrumbarse frente a mis ojos.
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Sin embargo, en ese instante sentí que no había suficiente evidencia de que mi padre tuviera una relación con otra mujer. Ninguno de los mensajes de texto eran muy elocuentes.
Me bañé, me calmé un poco y me fui al cuarto. Poco después escuché que mi papá bajaba las escaleras, entonces lo llamé y le mostré el teléfono.
Su primera reacción fue: «No sé de lo que me estás hablando». Entonces agarró el teléfono y se fue a la sala de la casa.
Entonces, al poco tiempo volvió a mi cuarto y me dijo: «Vamos a conversar sobre esto».
Salimos a caminar. Yo estaba bastante nervioso. La verdad es que no quería confrontarlo, o al menos, no de una forma muy directa.
Entonces me dijo que era una amiga del trabajo que lo estuvo apoyando durante una época que no la había pasado bien.
«No tengo muchos amigos, y no creo que tu madre entendería si uno de ellos es una mujer«, me dijo.
En mi cabeza, en ese momento, lo que hice fue justificar lo que estaba diciendo. Le creí. Él me agradeció por reaccionar tan bien.
Amos
Dos años después y yo todavía guardaba esa sensación horrible en mi cabeza.
Mi padre me había ayudado a mudarme a un nuevo piso. Él se había conseguido un iPhone, entonces me tomó una foto y se la envió a alguien.
Más tarde le escribí un mensaje a mi madre y le pregunté si mi papá le había enviado la foto de mi nuevo apartamento. Ella me respondió «No, no recibí nada de tu padre«.
Eso despertó de nuevo aquella horrible sensación. Entonces me acerqué donde estaba él y pude ver que le estaba escribiendo a alguien llamado Amos.
Sabía que era un alias, porque sabría de antemano si tenía algún amigo llamado Amos. Esa noche, papá se quedó en casa y sabía que tenía que ver qué había en ese teléfono.
En la mitad de la noche, al mejor estilo de Neo en Matrix, crucé el cuarto, agarré el teléfono y me fui a la sala.
Pero antes de que pudiera ver cualquier cosa, mi padre salió del cuarto y me dijo: «¿Me puedes devolver mi teléfono, por favor?».
Le inventé que estaba arreglando la alarma para el otro día. A la mañana siguiente fuimos a desayunar y entonces se fue. No hablamos sobre el asunto.
Fue muy raro.
Cumpleaños de papá
Pasaron otros seis meses, con todo dándome vueltas en la cabeza.
Nos volvimos a encontrar en su cumpleaños. Ese día habíamos quedado de reunirnos con mi hermana menor y mi madre en un restaurante.
Cuando íbamos en camino, mi hermana nos llamó y nos dijo que iba retrasada. Eso impacientó a mi padre.
Entonces tuvo una reacción que a mi no me gustó: de repente dio media vuelta y regresó a casa.
Yo me molesté bastante, comencé a gritarle y a llamarlo «cobarde«.
Entonces le pregunté: «¿Quién es Amos?». Él me miró y me di cuenta que su rostro estaba pálido.
Él ignoró el asunto y ordenó «Vamos a dejar de hablar sobre esto».
Cuando llegamos a casa, nadie tenía una llave para abrir la puerta. Era un momento tan incómodo que yo no pude aguantar las lágrimas, comencé a llorar y lo abracé.
No tenía la menor idea de qué hacer. Él sabía que yo sabía que algo estaba pasando. Pero por el momento no íbamos a hablar de eso.
Mi madre y mi hermana pensaron que simplemente habíamos tenido una pelea. Me di cuenta que no podía contarle a mi hermana, quien todavía estaba en el colegio.
Tenía todo este peso en mis hombros.
Mi hermana se entera
Dos años después de esto, un día recibí un mensaje de mi hermana: «¿Te puedo llamar?».
La escuché muy mal. «Dios mío, mi papá está engañando a mamá», me dijo.
Como yo, ella comenzó a sospechar cuando vio un mensaje enviado a «Amos».
En ese punto, tengo que admitirlo, sentí algo de alivio al escucharlo.
Entonces confronté a mi padre. Lo llamé y le dije: «Yo y mi hermana lo sabemos. Necesitas contarle a mamá, porque de otra manera, va ser muy difícil tener una relación contigo».
Él se quedó en silencio. Entonces al final de la llamada me dijo: «Gracias por decirlo». Y eso fue todo.
La nota
Él no habló con mamá de inmediato. Ni siquiera con mi hermana, quien vivía con ellos durante esos años.
Pasaron tres meses. En ese momento lo único que quería era romperle la cara a mi padre.
Una noche él me envió un mensaje: «Me voy de casa esta noche. Voy a dejar una nota cerca del reloj. Le pedí a tu hermana que saliera con sus amigas».
No me gustó la forma en que lo hizo. Pero después de tres meses de vivir en el mismo lugar con mi hermana que sabía todo, no me importaba mucho el modo en que se iba.
Entonces llegué a casa y mi madre ya había leído la nota. Y eso fue todo.
Fue una forma muy terrible de enterarse que su matrimonio llegaba a su fin después de 25 años.
Las consecuencias
No me siento culpable de cómo las cosas acabaron. Lo he pensado bastante y me di cuenta de que hice lo que pude.
No quería ser la persona que le contara a mamá de algo así. Ella no estaba brava conmigo porque sabía todo. De hecho, estaba bastante mortificada por el hecho que hubiera tenido que pasar por todo esto.
Así que lo único que me queda son dos consejos para las personas que están pasando por una situación similar.
Primero, evitar ante todo hacer algo sin pensarlo dos veces. No hacer las cosas apresuradamente.
Un par de veces me cubrió una nube de furia y lo que hice fue tomar una ducha e intentar que las cosas se calmaran.
Segundo, algo que me ayudó mucho fue hablar con alguien de forma privada.
Mi hermana y yo todavía nos sacamos de quicio mutuamente, pero esto definitivamente hizo nuestra relación más fuerte.
También confío bastante en mi novia. Ella vivió algo similar con su padre y su experiencia me ayudó mucho.
Pero lo más duro de asimilar ha sido el comportamiento que mi padre ha tenido con mi madre desde que dejó aquella nota.
Dejó de pagar las cuentas de la casa y eso ha hecho que su vida sea muy difícil.
A lo que se suman detalles como pedir que le devolviera un computador que le habían regalado los padres de mi madre a él por Navidad.
En ese momento lo llamé y le dije que dejara de hacer esas cosas. Mi hermana también lo hizo.
Entonces, al día siguiente recibimos un mensaje de mi padre donde nos decía que lo mejor es que no estuviéramos más en contacto.
Ahora él y mamá se están divorciando. Y estoy convencido que está con otra mujer. Y yo sigo pensando qué relación voy a tener con él en el futuro.
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