Aunque muy pocos la conocen, existe: en Canadá todavía está en vigor una ley que, en algunos aspectos, tiene 136 años.
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Como explica el periodista de la BBC en Toronto, Robin Levinson-King, aunque pronto será derogada, la ley en contra de quienes practican la brujería sigue siendo una herramienta legal para juzgar a las personas que ofrecen sus servicios como expertos en las "artes oscuras" a cambio de dinero.
De hecho, hace un par de semanas, dos mujeres fueron acusadas de estafar a sus clientes practicando la brujería.
A Dorie "Madeena" Stevenson, conocida como adivina en Ontario, una provincia canadiense ubicada en el centro-este del país, se le imputó el cargo el 18 de octubre tras meses de investigación.
Se le acusa de haber recibido US$ 45.700 por honorarios profesionales.
El segundo caso, que se hizo público una semana después, fue el de Samantha Stevenson, quien se presentaba como vidente, explica Levinson-King.
Según la versión policial, la mujer convenció a un hombre de que la única manera de deshacerse de los "espíritus malignos" que vivían en su casa era venderla y transferir el dinero obtenido a su cuenta bancaria.