Zona libre de gatos.
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Un pequeño pueblo de la costa sur de Nueva Zelanda planea implementar un plan radical para proteger la fauna nativa: prohibir los felinos domésticos.
Bajo la iniciativa, propuesta por Environment Southland, la agencia ambiental del gobierno, los propietarios de gatos en el pueblo de Omaui tendrán que castrar, poner microchip y registrar a sus mascotas ante las autoridades locales.
Pero si el gato muere o si alguien en la comunidad desea tener uno, no estarán autorizados a conseguirlo.
"Tu gato puede vivir su vida natural en Omaui, haciendo felizmente lo que hace. Pero cuando muera, no podrás reemplazarlo", explicó Ali Meade, gerente de operaciones de bioseguridad.
Bajo el plan, cualquiera que no cumpla con la prohibición recibiría un aviso antes de que las autoridades le quiten a la mascota, pero solo como un "último recurso absoluto".
La iniciativa es parte del plan regional de manejo de plagas propuesto por el consejo local, que fue abierto el martes para consultas.
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Suena extremo, pero en opinión de algunos, podría ser una medida que otras comunidades deberían considerar.
El motivo
Algunos ambientalistas consideran que los gatos son responsables de la muerte de miles de millones de aves y mamíferos cada año… y que es nuestra culpa.
"Los gatos son mascotas maravillosas, son espectaculares. Pero no se les debería permitir vagar fuera, es una solución bastante obvia", explica a la BBC Peter Marra, quien encabeza al Centro de Aves Migratorias del Instituto Smithsoniano.
"Jamás dejaríamos a los perros hacer eso. Es tiempo de que tratemos a los gatos como perros", agrega.