En 2003 un grupo internacional de científicos logró revelar nuestro mapa genético y publicó la secuencia completa del genoma humano.
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Esa descripción de la cadena de ADN contenida en los 23 pares de cromosomas en el núcleo de cada célula humana inauguró una nueva era para la medicina: la era genética.
El siguiente gran paso se dio en 2012, cuando se descubrió una forma de alterar esa secuencia de ADN, modificando las instrucciones genéticas de la vida.
Se logró a través de una técnica de edición genética conocida como CRISPR/Cas9.
La forma más sencilla de entender CRISPR es imaginar una tijera genética que permite recortar una sección de ADN.
Muchos lo llaman la técnica de "corte y pega" porque permite alterar una cadena de ADN: al eliminar una parte la cadena se reconstituye formando una nueva secuencia.
Este procedimiento está revolucionando la ciencia porque permite reescribir nuestros genes y podría llevar al tratamiento de enfermedades hereditarias hasta ahora intratables.
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Sin embargo, este enorme hito científico surgió de pura casualidad.
Curiosidad científica
Tras la publicación del genoma humano varios países y empresas privadas gastaron millones de dólares en entender cómo alterar esa secuencia genética, pero el hallazgo de la famosa "tijera" CRISPR no vino como consecuencia de esa inversión.