El hallazgo sorprendió a los investigadores: una forma geométrica que jamás habían visto.
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Mientras estudiaba el desarrollo embrionario de los animales, un grupo de científicos descubrió que las células epiteliales se multiplicaban, apilaban y configuraban en una forma extraña.
Y dieron a esa forma que no reconocían el nombre de "escutoide", por sus similitudes con una parte del tórax de algunos insectos que se llama "escutelo".
"Estábamos intentando entender cómo se organizan los tejidos epiteliales, que son unas células importantísimas durante el desarrollo embrionario y que tenemos en montones de órganos como el hígado, el páncreas y el tubo digestivo", contó a BBC Mundo Luis M. Escudero, investigador del Instituto de Biomedicina de Sevilla, España, y uno de los autores del nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications.
"Estos tejidos epiteliales son células que se empaquetan, que están ordenadas todas muy juntas y, por dificultades técnicas, es difícil saber exactamente como están empaquetadas en tres dimensiones", dijo Escudero, quien también es profesor del departamento de biología celular de la Universidad de Sevilla.
"Entonces lo que hicimos en mi laboratorio fue diseñar un modelo computacional de un tubo, que era un tejido curvo en tres dimensiones pero computacional, no era real. El modelo computacional predijo una forma geométrica que no estaba descrita, y a esta forma geométrica le pusimos el nombre de escutoide".
"Nosotros trabajamos con insectos y estamos muy habituados a verlos, y realmente se puede ver cómo la forma geométrica recuerda mucho al tórax de algunos escarabajos", añadió.
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Diferente de un prisma
La predicción del modelo fue confirmada posteriormente al estudiar la estructura de los tejidos de varios animales.
¿Cómo puede describirse un escutoide?
Una de las formas más simples, según Escudero, es decir que un escutoide se caracteriza por tener superficies curvas y al menos un vértice en un plano diferente al de las dos bases.