El sueño de Renato Viola tenía forma de pizza y quería hacerlo realidad en Estados Unidos.
PUBLICIDAD
Criado en Agropoli, en la costa amalfitana, una preciosa zona del sudoeste de Italia bañada por el mar Tirreno, Viola creció en un mundo en el que, recuerda, "la comida era nuestra vida".
Allí hizo una carrera como maestro pizzero que le llevó a acumular prestigio, reconocimientos y apariciones en los medios de comunicación locales.
Eso y sus ganas de "afrontar nuevos desafíos" fue lo que puso en su maleta cuando hace siete años emprendió la aventura americana junto a su esposa.
"Elegimos Miami porque a ella le encanta el sol y aquí puedes encontrar gente de todas las culturas".
Así que se plantaron en una ciudad que había visitado varias veces de vacaciones y empezó a hacer gestiones para abrir su negocio de pizzas.
El valor de una visa
Lo primero fue regularizar su situación migratoria, para lo que visitaron a un abogado especializado en estos temas.
"Cuando leyó mi currículum me dijo que sería muy difícil, pero me aconsejó que solicitara la visa O1".