Pan con chocolate.
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Esto fue lo que primero que pidieron para comer algunos de los niños atrapados atrapados por más de dos semanas en una cueva en el noreste de Tailandia después de ser rescatados y llevados a la superficie por un equipo internacional de buzos.
"Todos están de buen ánimo y felices de estar fuera", les dijo a los periodistas el secretario permanente del Ministerio de Salud Pública, Jedsada Chokdamrongsuk, cuando ocho de los 12 niños varados en el complejo sistema de grutas ya estaban fuera.
Pese al encierro prolongado en el ambiente frío, oscuro y mal ventilado de la caverna, donde tenían acceso limitado a comida y agua, los adolescentes emergieron en un estado mejor del que se esperaba.
Ninguno de ellos tenía fiebre —un signo que puede denotar infección— aunque dos fueron sometidos a un tratamiento con antibióticos por una posible infección pulmonar.
Una vez a salvo y en un ambiente seco y cálido, los médicos continuarán monitoreando su estado de salud para verificar que ninguno haya contraído histoplasmosis, una enfermedad pulmonar causada por un hongo que crece en las heces de los murciélagos.
Para evitar riesgos, les han administrando vacunas para el tétanos y la rabia.
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También están observando de cerca los cortes y heridas en la piel de los jóvenes para verificar que estén cicatrizando como corresponde.
Lentes oscuros
Los adolescentes rescatados fueron puestos en cuarentena para evitar tanto que contrajeran como que contagiar infecciones, y para recuperar fuerzas.
La idea inicial era mantenerlos aislados por una semana.