Gudrun Burwitz, la hija de Heinrich Himmler, nunca repudió el nazismo y siempre defendió la reputación de su papá.
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Hasta antes de su muerte el pasado mes de mayo a los 88 años de edad, Burwitz asistió a eventos y manifestaciones neonazis.
Fue un personaje reconocido durante toda su vida en la política de extrema derecha de Alemania, donde algunos medios la apodaron "la princesa nazi".
En el libro "Españoles en el Holocausto: vida y muerte de los republicanos en Mauthausen", de David Wingeate Pike, se describe a Burwitz como una ama de casa de Münich, madre de tres hijos y miembro prominente de Stille Hilfe , un grupo secreto que brindaba apoyo legal y financiero a exmiembros de las SS como Klaus Barbie, "el carnicero de Lyon"; y Martin Sommer, guardia de seguridad de los campos de concentración de Dachau y Buchenwald.
Pero esta semana, el tabloide alemán Bild publicó que la hija del alto oficial nazi fue contratada por el Servicio Federal de Inteligencia (BND, por sus siglas en alemán) en la década de 1960.
Bodo Hechelhammer, jefe del Departamento de Historia de la agencia de espionaje, confirmó el informe del periódico sobre las actividades de Burwitz en la agencia de inteligencia extranjera de Alemania Occidental.
"El BND confirma que la señora Burwitz fue uno de sus miembros hasta 1963, bajo un nombre falso", dijo Hechelhammer.
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Burwitz era una adolescente cuando la guerra terminó y fue liberada en 1946 después de testificar en los juicios de Nuremberg. Luego trabajó como secretaria en la sede del BND en Pullach, cerca de Münich, de 1961 a 1963.
En ese momento, la organización estaba bajo el control de Reinhard Gehlen, un excomandante de inteligencia militar nazi que trabajó durante la guerra recopilando información sobre el Ejército Rojo.
Después de la guerra, Gehlen trabajó con las fuerzas de ocupación de Estados Unidos en Alemania Occidental hasta 1968. Para ello, contrató a varios de sus compañeros exnazis, según el libro The General was a Spy, de Heinz Höhne y Hermann Zolling.