El jefe de Naciones Unidas para los derechos humanos la calificó de "inadmisible". Miembros de los dos grandes partidos de Estados Unidos la rechazan. Y un exdirector de la CIA llegó a compararla con la Alemania nazi.
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La política del gobierno de EE.UU. separar a los niños de sus padres inmigrantes arrestados cruzando la frontera con México ha levantado una creciente ola de reproches, que arrincona al presidente Donald Trump.
La controversia se volvió una prueba clave de la determinación de Trump de llevar su postura contra la inmigración hasta las últimas consecuencias prácticas, o ceder al mayor cuestionamiento moral que le plantean figuras como la ex primera dama Laura Bush.
Trump ha buscado pasar la presión a la oposición demócrata, al señalarla falsamente como responsable por la separación de las familias migrantes, por negarse a votar las leyes que a su juicio descomprimirían la presión fronteriza.