Tras años marcados por las amenazas y las tensiones, se produjo lo que hasta hace unos meses parecía impensable: Kim Jong-un pisó territorio surcoreano para reunirse con el presidente de ese país "enemigo".
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Kim y el presidente surcoreano se dieron la mano y sonrieron en la zona fronteriza que separa a ambas Coreas y comenzaron así una histórica cumbre.
Con un gesto afable y cariñoso, Moon y Kim se saludaron sonriendo, posaron para las cámaras y entonces empezaron el camino preparado por Seúl hasta el llamado "Pabellón de la Paz" en la zona desmilitarizada que divide a ambas Coreas.
Una gran alfombra roja les marcó el camino hasta el pabellón, y ambos fueron escoltados por una guarnición de honor.