Es algo que no ha sido muy común en los 11 años y tres meses de gobierno que lleva Daniel Ortega como presidente de Nicaragua: que diera marcha atrás en una de sus decisiones.
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Varias jornadas de protestas encabezada por jóvenes universitarios, que han dejado unos 25 muertos -según organizaciones sociales-, hizo que el Ejecutivo desistiera de una reforma a la seguridad social que reduciría en un 5% la pensión a los jubilados.
"Él está cediendo para desmontar las protestas y para luego tener una excusa para reprimir cuando los muchachos no se desmovilicen", dice Carlos Tünnerman, exrector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y exembajador de Nicaragua en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Las protestas contra Ortega se iniciaron el miércoles pasado. Las autoridades no han brindado estadísticas oficiales, pero organizaciones de derechos humanos mantienen que hay más de 100 detenidos, 25 fallecidos y decenas de heridos.
Para controlar los disturbios, Ortega sacó al Ejército a las calles en la norteña ciudad de Estelí y enfrentó a las tropas antidisturbios con los universitarios.
"Despertó un gigante dormido"
El académico, a quien le tocó defender a estudiantes en las manifestaciones de los 60 contra el régimen militar somocista, dice que Ortega no se ha dado cuenta que "despertó a un gigante dormido", en alusión a barrios enteros que apoyan a los estudiantes.