"Ni siquiera Dios puede hundir este bote", dijo uno de los marineros del Titanic pocas horas antes de que el legendario buque zarpara del puerto de Portsmouth, Inglaterra, hacia su viaje final en 1912.
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Pero, ¿qué pensaría ese marinero si viera que fue construido un buque cinco veces más grande que aquel que naufragó en las aguas heladas en el norte de Canadá?
Hace dos semanas, de un astillero del sur de Francia zarpó el que se considera el barco de pasajeros más grande del mundo: el Sinfonía de los Mares.
Sus dimensiones son casi de animal jurásico: 18 pisos, 228.081 toneladas de registro bruto de volumen, 362 metros de largo, 62 metros en su parte más ancha y capacidad máxima para 6.680 pasajeros.
Si el Sinfonía de los Mares, un crucero que pertenece a la empresa Royal Caribbean International, se colocara en posición vertical, mediría apenas 19 metros menos que el edificio Empire State de Nueva York.
Pero el mayor reto, de acuerdo a sus constructores, fue lograr que todo ese monumento de metal, acero y accesorios flotara, de manera segura y por largas distancias, en las aguas oceánicas.
"Creo que lo más complejo de todo este proceso fue ensamblar todos los módulos que hacían parte del buque. Sobre todo porque son 84 enormes secciones que tienen que ser soldadas para conformar el casco de la nave", explicó Greg Purdy, jefe de operaciones marinas de Royal Caribbean Internacional.
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Esos 84 bloques, de acuerdo a Purdy, eran fundamentales para crear el volumen necesario del barco que le permita soportar todo el complejo de instalaciones que está en la parte superior.
Pero, ¿cómo lograron crear un barco de pasajeros con más de 2.700 cuartos y que éstos no se sientan hacinados?
Ingeniería
La principal idea de una vacación de crucero es, tal como la definen muchos de sus pasajeros frecuentes, "conocer tres o cuatro destinos, pero sin desempacar más que una vez".
Sin embargo, el uso de un buque como medio de transporte y lugar de estadía impone serios desafíos: para las empresas de vacaciones, un tema clave es lograr que el turista no se aburra ni se sienta encerrado.
Y para los ingenieros y arquitectos, la principal idea que guía los diseños es que el pasajero nunca piense que está "atascado junto a 5.000 personas en un bote".
"Lo que hacemos en el diseño es anticipar los movimientos de los pasajeros para evitar que se sientan que están entre muchas personas", explicó Harri Kulovaara, uno de los arquitectos del Sinfonía de los Mares, al portal estadounidense Wired.
"Y a partir de ahí, lo que hacemos es crear el sistema de redes. El 85% de un barco de estas dimensiones son las partes y rincones que no ves", agregó.
Esas redes son el alcantarillado, las redes eléctricas, el aire acondicionado, el sistema de producción de agua, etc.
Porque un asunto que debieron tener en cuenta los ingenieros es que los barcos, una vez que están en altamar funcionan como una isla, que debe proveer el suministro necesario de todos los servicios a más de 5.000 pasajeros.
Además de los más de 2.000 tripulantes.
Por esa razón, en el astillero de Saint Nazare, ubicado en Francia, se tomaron tres años para lograr ensamblar todas esas piezas y crear el gigante de los cruceros.
"No estamos con la idea de crear el barco de pasajeros más grande cada vez. Sino que queremos diseñar un buen barco, lo que pasa es que se nos ocurren ideas que necesitan un poco más de espacio.
Tras el diseño arquitectónico, los ingenieros navales calcularon cómo construir las partes para que ese hotel enorme flote.
"No se trata sólo de que flote, sino que pueda enfrentar una tormenta en el Atlántico o vientos fuertes en el Caribe. Porque eso es lo que se va a encontrar en el camino", explicó Purdy.