Más allá del dolor por la separación, la diáspora de venezolanos tiene consecuencias positivas para los que se quedan.
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"Estamos aplicando el método de supervivencia. Nosotros salimos con la idea de lanzar el salvavidas a nuestras familias", me dice práctica una amiga que abandona Venezuela con su esposo y su hijo y deja a sus padres en Caracas.
En la decisión que cada vez más venezolanos toman para escapar de la crisis y la hiperinflación pesa la posibilidad de ser desde lejos el sustento de las familias que permanecen.
¿Cómo? Con el envío de remesas.
Hasta hace pocos años, uno de los problemas de Venezuela era la salida de capitales. Ahora empieza a convertirse en un país receptor de remesas desde Estados Unidos, Francia, Panamá, Colombia, Argentina…
Pese a que aún está muy por debajo de países que tradicionalmente reciben remesas como El Salvador, Honduras o México, la tendencia es creciente.