Aerolíneas, clubes de fútbol, hoteles cinco estrellas y estudios cinematográficos.
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Varios de los más grandes conglomerados de China han estado comprando negocios en todo el mundo, incluyendo algunos en sectores muy atractivos.
A pesar de crecer tanto y adquirir múltiples deudas, esos gigantes chinos parecían intocables por las conexiones políticas que tenían con Pekín.
Eso comenzó a cambiar a mediados del año pasado, cuando el gobierno chino repentinamente comenzó a tomar acciones.
La semana pasada se dio uno de los grandes movimientos.
Pekín tomó el control de una de esas firmas, la del gigante financiero y de seguros Anbang, y abrió un proceso judicial contra su director ejecutivo, Wu Xiaohui.