Ver a un niño pequeño ponerse de cuclillas en la calle, en el parque o incluso en un centro comercial y hacer sus necesidades fisiológicas a plena luz del día, con la naturalidad de quien va al baño, es tal vez la escena que más choca a los "laowai" (como se llama a los estadounidenses en China) en la Pekín contemporánea.
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Para que tengan esa libertad de movimiento, muchos bebés chinos usan el tradicional "kai dang ku", unos pantalones abiertos en la parte del trasero.
Es verdad que hoy estas prendas se usan menos que antes, pero no pasan desapercibidas.
Para muchos extranjeros es difícil entender este fenómeno. La mayoría de ellos piensa que es un hábito antisocial, poco higiénico y que acaba perjudicando a los niños.
"Estuve la semana pasada en The Place, uno de los centros comerciales más lujosos de Pekín, y vi a un niño agacharse para hacer el número dos. Luego vi a la madre recoger los desechos y me horrorizó, es muy extraño", cuenta una abogada brasileña que acaba de mudarse a la capital china.
Ventajas
Se engaña quien cree que esos pantalones chinos tienen sólo desventajas.
Los educadores chinos (y extranjeros también) reconocen que los bebés que usan este tipo de ropa pueden aprender más rápido el hábito de ir al baño, con todos sus rituales y movimientos para evacuar los intestinos.
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No se trata de que simplemente hagan lo que tienen ganas de hacer, como sucede con los que usan pañales.