¿Qué tiene que ver la lucha por el delfín rosado en el Amazonas con un vendedor de pescado en una ciudad a cientos de kilómetros o un niño que padece dolores de cabeza agudos y temblores?
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La respuesta es: mucho. Y es que en la vasta Amazonía, hacer conservación puede destapar una verdadera "caja de Pandora", según Fernando Trujillo, biólogo colombiano y una de las autoridades mundiales en delfines rosados.
Trujillo, director científico de la Fundación Omacha, habló recientemente sobre su trabajo en la Royal Geographic Society, la Real Sociedad Geográfica en Londres.
Las investigaciones del científico contribuyeron a que el gobierno colombiano prohibiera este año el consumo de un pez contaminado del Amazonas.
¿Cuál es la conexión con los delfines rosados? La historia de Trujillo revela como pocas la realidad compleja de la Amazonía, una región de siete millones de kilómetros cuadrados y cerca de 34 millones de habitantes, de los cuales solo 3,5 millones son indígenas.
"Dioses del agua"
Fernando Trujillo estudió biología marina y llegó a la Amazonía en busca de delfines por consejo del explorador francés Jacques Cousteau.