¿Cómo es posible que uno de los países con más reservas de petróleo en el mundo sea al mismo tiempo uno de los que más autos eléctricos demandan?
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Dubái ha sido durante años -y gracias al oro negro- una de las economías más prósperas de Oriente Medio, la segunda del mundo y una de las cinco áreas metropolitanas que más crece en el planeta.
Sin embargo, esa gallina de los huevos de oro que impulsó su economía a partir de los años 70 también la empujó hacia una vertiginosa modernidad que no sólo aumentó el turismo, sino que le permitió diversificar sus fuentes de ingreso.
Gracias a eso, en los últimos años la ciudad portuaria pasó de depender en un 75% del petróleo y el gas a hacerlo tan sólo en un 20%.
Pero de entre todas las colosales obras arquitectónicas, enormes rascacielos e islas artificiales destaca un proyecto que nació hace ya casi dos décadas, en octubre de 2002, y que está resultando ser todo un éxito a la hora de atraer empresas y altos ejecutivos de todo el mundo.
Se llama Dubai Silicon Oasis y pretende convertir a "la joya de Oriente Medio" -como se conoce al país- en un centro global de innovación… y destronar su mayor rival, Silicon Valley.