Arsenal ganó, sí. Sigue líder, también. Pero no todo fue sonrisa en el Emirates. Declan Rice dejó claro que en un equipo que quiere ser campeón no basta con sumar tres puntos: hay que cómo se consiguen.
Los ‘Gunners’ sufrieron más de la cuenta para vencer a los Wolves, un rival que aún no conoce la victoria en la Premier League y que apenas suma dos empates en la temporada. El triunfo llegó recién en el minuto 94, con un gol agónico de Gabriel Jesús —o autogol de Mosquera— que desató la locura en la grada.
En el festejo estuvieron todos: Piero Hincapié celebrando con furia, Bukayo Saka liberando tensión y Martin Ødegaard gritándolo con los hinchas. Todos… menos uno.
Declan Rice, lejos de sumarse al carnaval, regañó a sus compañeros, pidiéndoles concentración. El mediocampista inglés estaba visiblemente molesto por los minutos finales, en los que Arsenal recibió un gol que casi convierte la noche en pesadilla y deja el marcador 1-1.
La escena fue clara: mientras el estadio celebraba, Rice reclamaba. Y al final del partido, su enojo continuó. Salió del campo con gesto serio, tanto que Gabriel Magalhães tuvo que darle un par de palmadas para bajarle las revoluciones. Victoria sufrida, pero lección marcada.
Arsenal sigue en la cima, aunque el rendimiento ha bajado en las últimas fechas, golpeado por una larga lista de lesionados: Saliba, Gabriel, Ødegaard, Calafiori, Timber, Mosquera y otros nombres clave han condicionado el funcionamiento del equipo.
El objetivo, sin embargo, no cambia. Los ‘Gunners’ quieren romper la racha de segundos lugares y volver a gritar campeón en la Premier League. Y si algo dejó claro Declan Rice es que, para lograrlo, no alcanza con ganar: hay que hacerlo como un verdadero aspirante al título.

