Ecuador con Sebastián Beccacece no ilusiona, decepciona. Para nadie es un secreto que La Tri tiene la mejor camada de futbolistas, pero los nombres en campo de juego no significan nada si no se construye un estilo. El director técnico argentino ya no convence con sus palabras mediocres sumadas a resultados que nos “acostumbran” al amargo sabor del empate.
A falta de cuatro partidos amistosos - el confirmado contra Nueva Zelanda y posibles tres en el 2026 - la ‘Selección de Todos’ no tiene un estilo de juego definido y apuesta a una defensa consolidada para seguir defendiendo el pórtico, pero cediendo ideas de ofensiva a su rival.
Con este planteamiento, Ecuador está condenado a no ser protagonista y ver desde la casa las fases siguientes de la primera edición del Mundial más grande de la historia. Es decir: estamos hechos para participar en fase de grupos y terminar con empates.
El penal, nuestro mayor aleado
En los últimos ocho partidos solo hemos conseguido una victoria y siete empates. A la par, anotamos tres goles y recibimos 2 en contra. Lo más preocupantes es que uno de los tres tantos fue por una jugada ofensiva (contra Estados Unidos) y apelando a la individualidad de Enner Valencia; los dos restantes se han dado desde el punto penal.
Ecuador, sin una defensa solida (tenemos nombres como Piero Hincapié, Pervis Estupiñán, Willian Pacho, Joel Ordóñez) estaríamos condenados a una derrota sin capacidad de reacción. Beccacece hace ver forzado y hostil en su juego al mejor mediocampista de la actualidad: Moisés Caicedo.
La gran pregunta es: ¿Qué espera la Federación Ecuatoriana de Fútbol para cambiar de director técnico? ¿Seguiremos romantizando el buen ambiente en el camerino, vivir que le ganamos a la campeona del mundo con un gol de penal, que somos la selección que menos goles recibió en Eliminatorias? O en verdad nos veremos como un combinado que ya está listo para pelear con las grandes del mundo, que puede soñar con cuartos o semifinales del Mundial.
Duele ver como un sueño de ser estelares en Canadá, Estados unidos y México 2026 desaparece con cada experimento que realiza Sebastián Beccacece. Aplastan las ilusiones de los tricolores al escuchar sus palabras de conformidad. ¿Hasta cuándo seguiremos comiéndonos el discurso - sin acción alguna- que “debemos seguir mejorando”?

