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¿Por qué el asteroide 3I/Atlas puede cambiar la vida de nuestro planeta?

El cometa interestelar 3I/ATLAS podría cambiar nuestra visión del Universo

El asteroide YR4 ya no es peligro para la Tierra, la nueva alerta de la NASA
El asteroide YR4 ya no es peligro para la Tierra, la nueva alerta de la NASA (Illustration by Tobias Roetsch/Future Publishing via Getty Images) (All About Space Magazine/Future Publishing via Getty Imag)

El cometa 3I/ATLAS, procedente del espacio interestelar y descubierto en julio de 2025, alcanzará su punto más cercano al Sol (perihelio) esta semana, generando gran expectación global. La NASA indica que pasará a unos 1,4 unidades astronómicas (≈210 millones de km) del Sol, lo cual lo convierte en un evento único que podría redefinir nuestro entendimiento del sistema solar externo.

¿Qué sabemos acerca del cometa 3I/ATLAS y por qué es especial?

El cometa 3I/ATLAS no es un visitante cualquiera: es el tercero confirmado de origen interestelar, tras 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov, y presenta una trayectoria hiperbólica que lo sacará de nuestro sistema solar nuevamente.

Observaciones recientes muestran una cola en formación, una coma de gas y polvo visible incluso a distancias mayores que las habituales para cometas, lo que sugiere una composición poco común.

¿Podría 3I/ATLAS ser una sonda alienígena y por qué se lo considera un “cisne negro”?

Algunos científicos, como Avi Loeb de Harvard, han sugerido que 3I/ATLAS muestra anomalías extraordinarias, como emisiones de níquel sin hierro, aceleración no gravitacional y trayectoria poco convencional, lo que abre la hipótesis de que pueda no ser un cometa desde un origen natural.


Dado que este objeto podría desafiar nuestro modelo actual de cuerpos celestes, muchos lo califican como un evento “cisne negro”, es decir, algo completamente inesperado que podría generar un cambio radical en la comprensión científica.

¿Qué implicaciones tiene su paso cercano al Sol y qué se espera?

El perihelio de 3I/ATLAS, previsto para finales de octubre de 2025, es la ventana clave para observar comportamientos extremos: desgasificación intensa, fragmentación o manifestación de fenómenos tecnológicos, según algunos.

La NASA enfatiza que no representa amenaza para la Tierra, ya que su distancia mínima será de aproximadamente 1,8 UA (~270 millones de km). Para la comunidad científica, este evento representa una oportunidad rara para estudiar material primigenio de otro sistema estelar, con lo cual se podría profundizar en la formación de sistemas planetarios y la diversidad cósmica.

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