El Clásico del Astillero, que siempre promete pasión y rivalidad, se vio ensombrecido por un lamentable episodio de violencia. Durante el compromiso disputado en el estadio George Capwell, la hinchada de Emelec lanzó más de 30 botellas de vidrio —muchas de ellas de licor— al gramado, con clara intención de impactar al arquero de Barcelona SC, Javier De Arruabarrena.
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Caos en las gradas y tensión en el campo
El encuentro, ya caliente por la intensidad en la cancha, se vio interrumpido por disturbios en uno de los sectores ocupados por los aficionados azules. Según testigos, la violencia fue protagonizada por enfrentamientos internos entre grupos de la propia hinchada de Emelec, lo que obligó a una intervención inmediata de personal de seguridad y asistencia médica.
Varios espectadores resultaron con golpes y problemas derivados de la riña, aunque fueron atendidos en el mismo escenario deportivo. Hasta el cierre de la jornada no se reportaron heridos de gravedad, pero el ambiente se tornó caótico en pleno desarrollo del partido más esperado del fútbol ecuatoriano.
Objetos y pirotecnia contra el espectáculo
Además de la lluvia de botellas, se registró el lanzamiento de pirotecnia y otros objetos contundentes desde las gradas hacia el campo de juego. La escena generó preocupación en jugadores, árbitros y dirigentes presentes en el estadio, poniendo en entredicho las medidas de seguridad en un duelo que convoca a miles de aficionados.
Lo que debía ser una fiesta del fútbol terminó manchado por la violencia, con imágenes que reabren el debate sobre el control en los estadios, el consumo de alcohol y la responsabilidad de las barras organizadas.