Si alguna vez visitas Tailandia y compras una Coca-Cola en un puesto callejero, es probable que no te la den en una botella o vaso, sino en una bolsa plástica con hielo y sorbete. Esta práctica tan curiosa como funcional es parte del día a día en varias ciudades del Sudeste Asiático, y tiene explicaciones culturales, económicas y hasta ecológicas.
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Una tradición callejera que sigue viva
En Tailandia, miles de vendedores ambulantes y pequeños locales sirven bebidas como Coca-Cola, Pepsi o jugos en bolsas plásticas. ¿Por qué? Primero, por costumbre: es una forma rápida y económica de despachar líquidos, especialmente cuando no se dispone de vasos desechables o reutilizables.
Además, muchos negocios compran gaseosas en botellas grandes retornables. Para no perder los envases (que son reciclados o devueltos), simplemente trasvasan la bebida a una bolsita con hielo y la entregan al cliente.
El clima también influye
En un país con temperaturas que superan fácilmente los 30°C, toda bebida debe ir con hielo. La bolsa permite llenarla con cubos sin complicaciones y mantener el refresco frío por más tiempo. El sorbete largo facilita el consumo mientras caminas por la calle, haces compras o vas en moto.
Eficiencia, nostalgia y sostenibilidad
Aunque para un extranjero puede parecer una rareza, para los tailandeses es parte de su cotidianidad. Incluso hay quienes sienten cierta nostalgia por esta forma tradicional de consumir refrescos. Algunos ambientalistas locales han empezado a promover el uso de bolsas biodegradables o vasos reutilizables, pero la práctica sigue muy presente en los mercados, ferias y puestos móviles.