Ya es una cosa del pasado una Brasil que asustaba con solo nombrarla, donde su trabajo en equipo era superior al gigante talento que poseían nombres que conformaban su alineación. Los regates, el pase corto, la magia, lo magnífico era parte del ahora ya histórico Joga Bonito.
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Fue a finales de 1950 cuando un contraste marcado se dio en la Cararinha, la cual con sus trucos relacionados al baile (samba y capoeira) comenzaron a distanciarse de lo básico del balompié inglés.
Un joven Pelé que se coronaría, tiempo después, como el Rey abrió las puertas para que futuras figuras comiencen a maravillarnos con genialidades donde el balón parecía sonreír.
A medida que pasaron las décadas, jugadores como Garrincha, Vavá, Zico, Romario, Bebeto, Rivaldo, Ronaldinho, Kaká, Ronaldo y compañía demostraron que el esférico se creo para ser alegre.
Lastimosamente para los pentacampeones del mundo, el trabajo europeo le quitó ese sabor distintivo a la Verdeamarela. El último rezago de esa creatividad y juego de fantasía fue Neymar, quien no contó con una dupla que permita alcanzar la gloria.
Ahora, Brasil está repleto de figuras pero no transmiten esa categoría. La samba salió de las venas, y como señalan muchos expertos, han sido consumidos por lo comercial y responden a estrategias más no a lo que el espíritu del ‘Rey de los Deportes’ conlleva.
La actual pentacampeona del mundo viene cosechando apenas 5 victorias en 14 partidos. Lleva dos cotejos ganados en el proceso de Eliminatorias y solo posee un gol a favor. El elenco de Dorival Junior depende que nombres como Rodrygo y Vinícius Jr. froten la lámpara para conseguir el gol.
Este viernes 06 de septiembre Ecuador, que respira un nuevo aire con Sebastián Beccacece, quiere convertirse en la segunda selección en ganar en territorio carioca en un proceso de clasificación. Jóvenes jugadores y un hambre de gloria podrían hacer historia en Curitiba.