Glenda Morejón es una atleta ecuatoriana especializada en la disciplina de marcha atlética. Nació en Ibarra, provincia de Imbabura el 30 de mayo de 2 000. Además de conseguir una medalla de plata para el país, ha conseguido su mejor resultado deportivo en la prueba de 20 km en marcha de relevos mixtos en los Juegos Olímpicos de París 2024, en su participación junto al cuencano Daniel Pintado.
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Además, ha sido tres veces campeona sudamericana. Posee marcas nacionales de marcha en tres categorías. De igual manera, es acreedora de récords sudamericanos y un título panamericano.
Su carrera deportiva
Morejón empezó como una deportista de largo aliento. Sin embargo, su entrenador se dio cuenta que poseía mejores habilidades para la marcha atlética, por lo que a sus 13 años comenzó a disciplinarse en la caminata olímpica.
En 2017, en el Campeonato de Atletismo Sub-18, ganó la medalla de oro en los 5 kilómetros en marcha con un tiempo de 22:32.30 segundos, por delante de la turca Meryem Bekmez y de Elvira Khasanova que participaba como atleta independiente. Asimismo, en Taicang China, en el Campeonato Mundial de Marcha por Equipos, participó en la categoría sub-20, donde consiguió una medalla de plata en los 20 kilómetros.
En 2019, en La Coruña, España, en la edición XXXIII del Gran Premio Cantones de Marcha, Morejón hizo su debut en los 20 km donde pulverizó el récord mundial, alcanzando un tiempo de 1:25:29 en el Sub-20, lo que le dio una medalla de oro.
De correr con zapatos rotos a obtener la medalla de plata
A los 17 años Glenda Morejón recibía USD 60 mensuales por parte de la Federación Deportiva de Imbabura. El Ministerio del Deporte no sabía de ella, ni la Federación Ecuatoriana de Atletismo también ignoraba que en Ibarra, en una escuela llamada Tarquino Jaramillo, se había gestado una campeona mundial juvenil.
Morejón usaba para entrenar unos zapatos raídos y con huecos en la planta. Esa fue la imagen que se volvió viral. Se hidrataba con agua de la llave y como energizante usaba agua de panela.
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Pese a que provenía de una familia de escasos recursos, sus sueños fueron más grandes. Aunque había obtenido sus primeros logros en competencias sudamericanas, aún era ignorada y no contaba con ningún auspicios, ni beca por parte de alguna entidad deportiva del país.
Luego, las autoridades y empresas pusieron atención al talento de la imbabureña, quien tiene un amplio recorrido en su disciplina deportiva, y hoy le regaló una nueva alegría al País en los Juegos Olímpicos París 2024.