Fue el 24 de julio del 2021 cuando Richard Carapaz labró su nombre en la historia del ciclismo. ‘La Locomotora’ demostró que pese a no contar con apoyo de autoridades y venir de un país que poco o nada nutre al ciclismo a nivel mundial, la garra y el trabajo contante dan sus frutos.
PUBLICIDAD
El carchense se enfrentó a importantes referentes en Tokio, donde no figuraba en el primer grupo de los favoritos. Tadej Pogacar, Primoz Roglic, Wount Van Aert, Geraint Thomas, Adam Yates y compañía pintaba para estelarizar los más de 240 kilómetros.
Ahora, somos conscientes del hito que consiguió Carapaz al llegar primero y con más de un minuto de ventaja; existieron varios detalles que el ecuatoriano aprovechó para hacerse con el oro.
La clave de la victoria de Richie
La intensidad húmeda, sofocante calor y desnivel de 5 mil metros fueron los rivales que a todos los participantes juzgaron por igual . Además, la carencia de comunicación con las respectivas naciones fue un detalle que terminó por jugar más a favor para el tricolor.
Faltando 50 kilómetros par el final, el pelotón fue “víctima” de múltiples ataques de los deporistas que representaban Italia, Francia, Bélgica y Eslovenia. Richie aprovechó esto para mantenerse discreto y seguir el ritmo de cada cabeza de pelotón que redujeron la brecha con la fuga.
No obstante, el verdadero punto clave de la competencia fue cuando Tadej Pogacar atacó a falta de 30 kilómetros. Pese a su talento, y reciente victoria en el Tour de Francia, esto no bastó para desprenderse de Rigoberto Urán, Mcnulty, Van Aert y Carapaz.
Los mismos se mantuvieron en conjunto hasta 5 kilómetros después, pero fue ahí donde todo cambio. El estadounidense Brandon McNulty atacó, donde solo ‘La Locomotora’ le siguió el paso y con eso se desprendieron de los favoritos.
PUBLICIDAD
Pese a que el aún miembro del Visma intentó cazarlos, las piernas de la dupla McNulty y Carapaz rindió sus frutos, más aún para el nacido en el Carmelo. Ya a falta de 5 kilómetros, el tricolor sacó su garra y aprovechó la falta de comunicación y colaboración entre los persecutores para incrementar su brecha.
Golpeando su manillar, con aplausos y con los brazos extendidos, Carapaz cruzó la meta y logró la segunda medalla de oro para Ecuador en la historia de los olímpicos. El compatriota puso su nombre y apellido en la inmortalidad.