Carlos Alcaraz destrozó a Novak Djokovic en la final de Wimbledon con un contundente 6-2, 6-2 y 7-6 (4). El serbio quedó atónito ante la superioridad del español, quien se volvió favorito dejando de lado su papel de promesa. Sin embargo, sorprendió a todos la forma en que derrotó a un gigante que se vio como pequeño: Djokovic, siete veces campeón del torneo.
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Alcaraz, con 21 años, igualó los cuatro Grand Slams de Manolo Santana, se convirtió en el sexto hombre en lograr el doblete Roland Garros-Wimbledon y es el primer español en revalidar el título en la Catedral.
Y lo hizo porque ya no es el chaval de melena menuda que se presentó sin nada que perder en este mismo escenario hace un año. Con el paso del tiempo no solo ha cambiado su peinado, también sus nervios, esos que en 2023 le doblegaron durante el primer set de la final, que apenas duró 23 minutos.
Alcaraz necesitó de un cuarto de hora y cinco bolas de ‘break’ para doblar por primera vez la mano del serbio, pero a partir de ahí no frenó. Era como si Djokovic tocase el violín y Alcaraz disfrutara bailando con él.
El español era un espectáculo de dejadas, contradejadas, contraataques y dominio. Djokovic tocaba la pelota muy limpia y era capaz de dirigirla, pero Alcaraz siempre la devolvía fuerte y mejor. Y lo más sorprendente es la calma con la que lo hacía.
El tercer set, que de haberse perdido hubiera supuesto una brecha importantísima, se fue hasta el ‘tie break’ y ahí Alcaraz demostró que, pese a los nervios, sigue siendo el mejor. Ahora, Carlos Alcaraz es el mejor y ni siquiera Djokovic en Wimbledon puede discutirlo.