El camino hacia el éxito nunca es sencillo, el trabajo dura y la constancia te pueden llevar a cumplir tus sueños. Alphonso Davies y Eduardo Camavinga son el mejor ejemplo de esta lucha que han vivido desde su infancia.
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El canadiense y francés están en la cúspide del balompié a sus 23 y 21 años, respectivamente. Ambos han sido parte de finales con sus respectivos clubes y también quieren acariciar la gloria en sus continentes.
Davies y Camavinga llegaron a semifinales de Copa América y Eurocopa, aunque su trayecto para cumplir sus objetivos no han sido nada sencillos.
Eduardo Camavinga
El francés vivió una infancia muy dura. Su familia se escapó de la guerra en la República Democrática del Congo y se refugió en Cabinda. Y ahí, en medio de un campo de refugiados en Angola, nació Camavinga. Tres años más tarde, junto a sus padres y sus seis hermanos emigraron a Francia.
Aunque comenzaron esta nueva etapa en Lille, la estancia fue corta, pues se trasladaron a Fougères, una pequeña ciudad de la Bretaña francesa.
Por si huir de una guerra, nacer en un campo de refugiados y emigrar a Europa para un futuro mejor fuese poco, la vida de Eduardo Camavinga sufrió un nuevo revés en Francia.
Con apenas de 10 años, y según reveló Ouest France, él y su familia lo perdieron absolutamente todo. Un incendio calcinó por completo la modesta casa en la que vivían y que, además, habían levantado sus padres. Muebles, ropa, recuerdos... No quedó nada. Un siniestro total.
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Alphonso Davies
Los Davies vivían a finales de los 90 en Monrovia, capital de una Liberia sacudida entonces por un conflicto civil y que ahora curiosamente preside el exfutbolista George Weah. Aquella guerra acumulaba cientos de miles de muertos y una cifra superior de desplazados.
“Para sobrevivir tenías que empuñar un arma y no estábamos dispuestos”, explica Debeah. “El panorama era temible; debías pasar por encima de los cadáveres para ir a por comida”, añade Victoria. Son el padre y la madre de Alphonso, que decidieron huir de su país.