Las dos caras de la moneda observamos en el partido de este 22 de junio entre Ecuador y Venezuela. Los primeros 22 minutos el conjunto Tricolor fueron dominantes: generó ideas, buen manejo del balón y apostando a sus dos jóvenes figuras en ofensiva: John Yeboah y Jeremy Sarmiento.
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Lastimosamente, parte del fútbol, Enner Valencia vio la tarjeta roja después de la revisión VAR. El quitarle el principal representante en ofensiva fue un golpe anímico y estructural para los dirigidos por el español Félix Sánchez Bas, lo cual terminó camuflado por el golazo de Jeremy Sarmiento al minuto 40.
Creo que ningún ecuatoriano, me incluyo, se fue con un mal sabor de boca al descanso. A pesar de tener un jugador menos en cancha, la actitud de los tricolores pintaba para abultar el marcador apostando al contragolpe.
No obstante, la mentalidad del entrenador español era la única que no iba en esa sintonía. Al jugador que más desequilibraba por la banda izquierda terminó por sustituirlo, lo cual no existe una razón absoluta para lo mismo.
Como si se tratara de una crónica de una muerte anunciada, un minuto después de la sustitución del ofensivo del Brighton, el gol de la ‘Vinotinto’ llegó gracias a una viveza de los llaneros.
Willian Pacho pecó de inocente y no supo generar una salida prolija, lo cual ya trajo recuerdos de un mal comportamiento de la Tri en ediciones pasadas: el pelotazo.
El pelotazo
En un plantel donde el buen manejo del esférico por parte de Moisés Caicedo, Kendry Paéz y compañía llama la atención, la desesperación pesó más ya que pareció empaparse en la casaca de los ecuatorianos que optaron por tomar a la caprichosa y despejarla en busca de un error en la zaga rival.
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Mientras que Carlos Gruezo tenía la labor de contribuir a la recuperación en la zona medular, la Tri perdió explosividad y permitió que Jhonder Cádiz goce de no tener marca y circule por una banda donde Piero Hincapié no pudo cumplir a totalidad con su nueva labor.
La abalanza se inclinó totalmente para nuestro rival, la ‘Vinotino’ ejecutó casi el doble de pases, obtuvo el 66% de posesión, generó más remates y dejó la táctica de cortar el juego.
El constante pelotazo nos recordó esos tiempos donde Gustavo Quinteros y Reinaldo Rueda estaban de salida, con la gran excepción que los dirigidos por Félix Sánchez Bas cometían este error sin extremos de gran potencia.
Cuando un Caicedo estaba completamente desgastado y la balanza se inclinó para Venezuela - con la victoria en sus manos - Bas optó por apostar con Alan Minda y un Jordy Caicedo, este último insípido en la labor de correr detrás del balón.
Duele ver que una generación de oro, donde el buen toque existe, apele en momento de desesperación o crisis a deshacerse del balón lo más rápido posible. Como si este quemara en sus botines.
Para el español, ser conservador al guardar una mínima diferencia no aplica en un torneo donde casi todas las selecciones tienen hambre de gloria. También se puede preservar un marcador con dominio del esférico, apostando a la explosividad y controlando los tiempos del mismo.
La derrota contra Venezuela (1-2) duele por ser uno de los rivales menos complicados de la competición, donde parecía que la victoria nos daría un golpe de autoridad en un torneo donde el sueño parece desvanecerse. El próximo partido será contra Jamaica el próximo 26 de junio a las 17:00.