Diez años le costó a Marlon Vera llegar a una pelea por el título de peso gallo de la UFC. No cabe duda que el ecuatoriano hizo historia en este deporte, además de ser uno de los mayores finalizadores, al portar la bandera tricolor en el octágono más importante del mundo.
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Sean O’Malley, una de las mayores estrellas de esta disciplina deportiva, era el rival a vencer. ‘Sugar Show’ venía de dos victorias: contra Petr Yan y Aljamain Sterling. El norteamericano anunció que su era será impresionante y el primer “clavo” que quería sacarse era esa derrota contra Chito en 2020; lo logró.
El colorido luchador, que vistió un pantaloncillo fucsia en su primera defensa titular, fue dominante en los 5 asaltos que se realizaron en el Kaseya Center la madrugada de este domingo 10 de marzo.
El show de O’Malley se mantuvo por los 25 minutos, lo cual condenó al manabita a perder la pugna y dejar pendiente el sueño de traer el cinturón a territorio ecuatoriano. No hay que reprocharle nada a Vera pero existieron detalles que lo condenaron a su derrota.
Claves de la derrota de Chito Vera frente a Sean O’Malley
Volumen de golpes
La potencia que tiene Vera en sus puños y patadas, así como su resistencia al daño, le ha permitido triunfar de manera imponente sobre Frankie Edgar, Dominick Cruz, Rob Font, Davey Grant y Pedro Munhoz.
Sin embargo, Vera nos ha acostumbrado el priorizar “calidad” de golpes a cantidad. Pero este detalle pasa factura cuando cae en manos de los jueces, peor aún si el rival es potente y vertiginoso con sus ataques.
El tricolor, contra Sean O’Malley, acertó apenas 90 golpes significantes. Su rival y vigente campeón propinó 230, incluida esa rodilla del segundo asalto que reseteó la humanidad de Vera.
Rounds de diagnóstico
Vera se siente cómodo, en la mayoría de sus peleas, al entregar el primer round o incluso extender este análisis hasta el tercer episodio. Este factor le ha dado resultado para cansar y aprovechar el desgate de sus rivales, aunque en otras ocasiones le otorga el dominio de la pugna a sus contrincantes: pasó con José Aldo, Sandhagen y O’Malley.
No desesperarse está muy bien dentro del octágono, pero recibir y esperar el momento adecuado es una “arma de doble filo” más aún cuando es una pelea por el título donde cada golpe puede cambiar el ritmo.
En el caso de la lucha por el título, en el primer asalto apenas conectó en 9 ocasiones lo que dejó mucho que desear sobre su preparación. Respecto al cardio, algo que alardeó en la rueda de prensa - comentó que corre 15 millas - no supo darle una ventaja sobre un ‘Sugar Show’ muy tranquilo; el estadounidense terminó con estragos en su pierna y brazo derecho.
Apelar a un golpe definitivo y descartar el jiu jitsu
La cartelera preliminar y estelar de UFC 299 tuvo a importantes representantes del stricking, los cuales no se vieron obstinados a luchar solo de pie. Los mejores casos fueron Gamrot quien usó el grappling al verse superado por Dos Anjos y así decantar la victoria a través del ground and pound.
De igual manera, a pesar que ganó por KO, aplicó esta táctica Dustin Poirier. Constantemente el ‘Diamante’ buscó la sumisión, lo que le abrió oportunidades para quitarle el invicto a la promesa francesa Benoit Saint Denis.
En el caso del ecuatoriano, al percatarse que el alcance y potencia de O’Malley era un problema, no intentó ni un solo derribo y peor aún apelar a su cinturón negro de jiu jitsu para buscar someterlo. Más bien siguió la temática que le planteó ‘Sugar’ y las consecuencias se vieron en su rostro.
Conclusión
Marlon ‘Chito’ Vera demostró tener una quijada de acero, el corazón de un guerrero y el hambre de gloria. No obstante, la carencia de una estrategia solida y recurrir a una táctica repetitiva le pavimentó el terreno a Sean para marcar la pelea a su compás.
El ecuatoriano debe fusionar sus talentos en el octágono si desea volver a pugnar por una oportunidad por el título, más aún cuando rivales como Umar Nurmagomedov, Petr Yan y Merab Dvalishvili son más completos en trabajo en lona y de pie.