A las 15h00 hora de Ecuador se tiene previsto que se juegue la final de la Copa Libertadores entre Flamengo y el Atlético Paranaense. La cita es en la ciudad portuaria de Guayaquil en el Estado Monumental. Sea en en la Perla, o en la capital, o desde cualquier zona fronteriza o aeropuerto del país, la fiesta se ha tomado las calles de Ecuador; la urbe se pintó de rojo y negro.
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Andrés Luna, analista deportivo, explica el por qué este escenario de fiesta que, a más de ser un evento futbolístico que capta la atención a nivel del sur del continente, es una fiesta para los ciudadanos cariocas.
“Esta final se la palpita mayormente en Brasil y en Ecuador, por haber sido la sede. Hemos visto un fenómeno muy extraño, ajeno a nuestra cotidianidad, que es una ola turística inconmensurable que no se puede cuantificar”, señaló Luna.
De igual manera agregó: “la noche de este 28 de octubre en Guayaquil, fue una noche que no terminó nunca. La cantidad de brasileños celebrando, gente proliferando en las calles, consumo de comidas, de bebidas, un clima idéntico al de Río de Janeiro. Más allá del plano deportivo Ecuador se ha involucrado en el campo de estos hechos que han llamado la atención”.
“Brasileños aterrizaron en Quito, en Salinas, en Latacunga y los seguiremos viendo porque los más afortunados, van a tener una estadía más prolongada. Hay turistas haciendo ruido desde el martes. Veremos otros quizás hasta la próxima semana ya que aprovecharán para visitar el país”, finalizó el analista.
Hay fiesta en Ecuador
Las calles de Ecuador se han pintado de rojo y negro. El Flamengo es uno de los clubes más queridos de la capital brasileña. Sus hinchas, con la pasión del fútbol encima, no dejan al equipo de sus amores solo en una final tan importante.
Suenan trompetas, platillos, tambores, se encienden bengalas. Guayaquil es tomado por la fiesta del fútbol. El puerto se llena. Salen del aeropuerto, se bajan de los buses o solos o en grupo; como sea llegan porque se define tremenda corona en el ‘Coloso de América’.