París Saint Germain parecía el equipo más poderoso de Europa al armarse, para la presente temporada, con una plantilla plagada de figuras. Messi, Gianluigi Donnarumma, Sergio Ramos, Kyliam Mbappé, Neymar, Di María, Verrati y más no lo lograron acabar con el Real Madrid.
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El Madrid mostró una cara diferente para este cotejo de vuelta en el Santiago Bernabéu. Presentó una presión alta en los primeros instantes del cotejo y dosificó las energías para momentos claves, lo cual se dio en los segundos 45 minutos.
Messi ha dejado muy detrás el legado que cultivó por lustros con el FC Barcelona. Apenas tuvo leves chispazos contra los blancos, similar situación le pasó al astro brasileño Neymar.
La Pulga por un año más se queda con ganas de alzar la Champions y su cara fue muestra de ellos. El gesto de decepción fue pintado por el triplete de Benzema, hecho que permitió la clasificación de los de Ancelotti a cuartos de final.
Gracias a Benzema
Aprovechó dos errores infantiles de los parisinos, en el primero con el fallo en la salida de balón de Donnarumma y en el tercer tanto en un mal pase atrás de Marquinhos nada más sacar de centro después de que el Real Madrid igualase la eliminatoria.
Y a partir del minuto 78, con el 3-1, los de Pochettino se descompusieron a la par que la afición del Real Madrid demostró que en los partidos grandes cambia su cara por completo. El mejor ambiente de toda la temporada en un momento clave, porque la ‘Champions’ es diferente para los “reyes de Europa”, que tienen 13 trofeos de esta competición en sus vitrinas.
Un ambiente que se mantuvo durante más de 15 minutos después de que el colegiado decretara el final del partido. No se movió un alma, nadie estaba preocupado por salir pronto y evitar atascos y sí por guardar en su retina y en sus móviles otra noche histórica del Real Madrid.
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Los jugadores se lo agradecieron con gestos de rabia y acercándose a ambos fondos para aplaudir y gritar con los suyos mientras seguían los cánticos de celebración.
Una alegría que se puede resumir en una imagen, la de Ancelotti abrazando a Benzema con una cara de felicidad plena de alguien que no encuentra las palabras para demostrar su agradecimiento.