En un escenario global marcado por la presión sobre los sistemas alimentarios, la sostenibilidad se ha convertido en un factor clave para la competitividad económica. En este contexto, la soya sostenible de Estados Unidos emerge como una proteína estratégica para una producción responsable, al integrar eficiencia productiva, estabilidad en el abastecimiento y prácticas agrícolas que reducen el impacto ambiental.
Más allá de su aporte nutricional, la soya cumple un rol económico determinante. Su uso como insumo base en sectores como la avicultura, la porcicultura y la acuacultura permite sostener cadenas de valor que generan empleo, divisas y desarrollo productivo, especialmente en economías exportadoras como la ecuatoriana.
Soya sostenible: eficiencia productiva con visión económica
Desde el punto de vista nutricional, la soya contiene entre un 35 % y un 40 % de proteína de alta calidad, lo que se traduce en una mayor eficiencia en la alimentación animal y mejores índices de conversión productiva. Esta característica impacta directamente en los costos de producción, un factor crítico para la rentabilidad de los productores.
De acuerdo con el Consejo de Exportación de Soya de Estados Unidos (USSEC), la soya estadounidense se cultiva bajo prácticas agrícolas sostenibles que aseguran rendimientos estables en el tiempo, incluso frente a eventos climáticos adversos como sequías o inundaciones. Esta estabilidad productiva se traduce en un suministro confiable, elemento clave para la planificación económica de las industrias que dependen de este insumo.
“La soya estadounidense aporta calidad y consistencia a las cadenas productivas, permitiendo que sectores estratégicos mantengan su competitividad y respondan a la demanda global de alimentos”, señala Luis Bustamante, líder de sostenibilidad para Latinoamérica de USSEC.
Acuacultura y exportaciones: impacto directo en la economía
Uno de los sectores donde el impacto económico de la soya sostenible es más evidente es la acuacultura. Ecuador se ha consolidado como uno de los principales productores y exportadores de camarón cultivado a nivel mundial, convirtiendo a este sector en un pilar de la balanza comercial.
Según cifras del Banco Central del Ecuador, entre enero y junio de 2025 se exportaron 718.000 toneladas de camarón por un valor de USD 4.254 millones, con un crecimiento interanual del 20 % en valor. La nutrición eficiente del camarón, basada en insumos de alta calidad como la soya sostenible de Estados Unidos, ha sido un factor clave para mejorar la productividad, optimizar costos y cumplir con los estándares exigidos por mercados internacionales.

Sostenibilidad como ventaja competitiva
La producción de soya sostenible integra innovación agrícola y responsabilidad ambiental. Prácticas como la rotación de cultivos, el manejo eficiente del agua, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la conservación del suelo no solo protegen los ecosistemas, sino que también generan ahorros a largo plazo y reducen riesgos productivos.
Este enfoque permite que la sostenibilidad deje de ser vista como un costo adicional y se convierta en una ventaja competitiva para las empresas que forman parte de la cadena de valor. En Ecuador, cinco compañías ya portan la marca Sustainable U.S. Soy, alineándose con estándares internacionales y respondiendo a las nuevas exigencias de consumidores y mercados.
Desarrollo económico con visión de futuro
El uso de soya sostenible de Estados Unidos impulsa un modelo de crecimiento que equilibra desarrollo económico y cuidado ambiental. Al fortalecer la productividad de sectores estratégicos, generar divisas y promover prácticas responsables, este insumo se posiciona como un aliado clave para una economía más resiliente.
En un contexto donde la sostenibilidad es cada vez más un factor de decisión económica, la soya sostenible se consolida como una proteína que no solo alimenta, sino que también sostiene el crecimiento, la competitividad y la proyección internacional de las economías que apuestan por una producción responsable.
