Luis Soria, gerente y dueño de la panificadora ‘El Reventadito’, cuenta cómo una panadería artesanal iniciada en 1995 se transformó en una cadena de locales en varios puntos de Quito, impulsada por un producto que él mismo inventó.
El origen de “El Reventadito”
La panadería comenzó su camino en 1995 como un negocio artesanal de 20 m² cerca del centro de Quito. Hoy, ese crecimiento se ha materializado en 13 locales bajo el nombre de ‘El Reventadito’, distribuidos estratégicamente en el Sur, los Valles y Cumbayá.
Según Luis Soria, el nombre de la panificadora no es casualidad, sino un homenaje directo a su producto estrella, el pan reventado.
“El Reventadito se formó porque, como panificador, como creador, era el mejor que hacía el pan reventado”, explica Soria sobre su creación, la cual se convirtió en la identidad de la marca.

Crecimiento y creatividad en la masa
La visión de Soria lo llevó a transformar la oferta tradicional de panadería. En sus inicios, recuerda que solo existían ocho variedades de pan (el reventado, enrollados, empanadas, gusanitos, manitos, entre otros). Sin embargo, su espíritu creativo lo impulsó a experimentar constantemente:
“Yo fui creando, creando, creando producto por producto. Cada pan tiene su receta... he ido creando y dañando muchas masas personalmente, porque me gusta inventar, ser bastante creativo en panadería y pastelería”, afirma el dueño.
Actualmente, ‘El Reventadito’ ofrece más de 50 variedades, sacando día a día aproximadamente 5000 panes, manteniendo un estricto control sobre la calidad y sabor.

Expansión por demanda
Para Soria, el éxito de la cadena no es solo comercial, sino personal. Aunque reconoce haber cumplido cerca del 50% de sus aspiraciones, la meta de abrir sucursales en todo Quito sigue siendo su principal motor.
La primera panadería, o matriz, se ubicó en el sector de La Santiago, al sur de Quito. La expansión hacia zonas como La Armenia o Los Valles fue una respuesta directa al pedido de la clientela que buscaba la calidad de sus productos más cerca de sus hogares.
Un mensaje a los quiteños
Con 30 años en el oficio, Soria considera que hacer pan es “el mejor oficio” y se enorgullece de la evolución de su negocio.
