No importa cuántos años pasen, la voz de los padres siempre influye en nosotros. Por eso, cuando llega el momento de que los hijos elijan una carrera, lo que se diga y cómo se diga puede convertirse en un apoyo decisivo. Elegir qué estudiar no es sencillo, pero el acompañamiento familiar marca la diferencia.
Antes de los consejos, queremos decirte que, si estás leyendo esto, lo estás haciendo bien. Te importa el futuro de tu hijo y eso ya es un gran primer paso. En este camino el rol de los padres no es imponer, sino escuchar, orientar y acompañar. Así lo señala el PhD. Jorge Cruz, docente de la Facultad de Aprendizaje, Lenguas y Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE):
Pensar en el futuro, no solo en el título
Elegir carrera no es decidir solo los próximos cuatro o cinco años, sino imaginar cómo será el mundo dentro de dos o tres décadas. Las necesidades sociales cambian y tenerlas en cuenta amplía las posibilidades. “Es como jugar a diseñar la vida: pensar en un proyecto personal, profesional y social”, explica Jorge.
Por otro lado, no se trata solo de ver el nombre del título. Revisar la malla, conocer el enfoque de la universidad, las oportunidades de prácticas, los vínculos internacionales y la formación en valores ayuda a tomar decisiones informadas.
Escuchar su voz
Hoy los adolescentes tienen mayor capacidad de decisión, pero no siempre se sienten escuchados. Acompañar implica dialogar, entender intereses y mostrar distintos escenarios. También es abrir conversaciones honestas que les permitan analizar la realidad y adaptarse a ella.
Orientación vocacional
Eres una de las personas que más lo conoce. Has sido testigo de cada etapa de su crecimiento y eso te da ventaja para identificar sus preferencias y habilidades. Usar ese conocimiento para incentivarlo a fortalecer lo que ya sabe hacer y animarlo a explorar nuevas áreas puede marcar la diferencia.
Universidades como la PUCE ofrecen test vocacionales, además de una guía personalizada para que tu hijo escoja la opción que más le atraiga. Asimismo, se realizan recorridos por las facultades y clases de prueba. Así que, si hay alguna carrera que a tu hijo le guste, pero aún no se ha decidido, conocer de cerca las aulas y materias es una gran opción.
Equivocarse también es parte del camino
Cambiar de carrera no es un fracaso. La adaptabilidad es una habilidad clave para el futuro. Incluso una pausa bien aprovechada para desarrollar nuevas habilidades puede enriquecer el proyecto de vida. Lo importante es no quedarse inmóvil: sacudirse, asumir la propia historia y tomarla con las manos para seguir construyendo el camino con conciencia y propósito.
Acompañar la elección de una carrera puede ser complejo. Recuerda que los padres ayudan a abrir horizontes, pero la decisión final pertenece a quienes recorrerán ese camino. Sin embargo, una palabra oportuna puede cambiarlo todo.