La diabetes se ha convertido en una de las principales amenazas a la salud pública mundial. Según la International Diabetes Federation (IDF), aproximadamente 1 de cada 9 adultos de 20 a 79 años vive con diabetes, y el 11,1 % de la población adulta global está afectada.
Esto significa que millones de personas pueden estar en riesgo sin saberlo, y lo más importante: actuar a tiempo puede cambiar el rumbo de la enfermedad.
¿Por qué es clave detectarla temprano?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la mayoría de los casos de diabetes tipo 2 se diagnostican varios años después de su inicio, cuando ya existen complicaciones cardiovasculares, renales o neurológicas.
Una detección temprana permite intervenir con cambios de hábitos, seguimiento médico y tratamiento oportuno, reduciendo drásticamente los riesgos.
Un examen de sangre simple, como la prueba de A1C, glucosa en ayunas o tolerancia a la glucosa, puede marcar la diferencia entre una vida saludable o una llena de complicaciones silenciosas.
Cuanto antes se detecte, mayor es la posibilidad de evitar daños en el corazón, los riñones, los ojos y los nervios.

¿Cómo saber si estás en riesgo y qué pruebas realizar?
Existen factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar diabetes:
- Sobrepeso u obesidad
- Vida sedentaria
- Alimentación rica en azúcares y grasas saturadas
- Tabaquismo
- Antecedentes familiares de diabetes
- Edad mayor de 45 años
La OMS recomienda evaluar estos factores en chequeos médicos regulares. Las pruebas más utilizadas son:
- Prueba A1C: indica el nivel promedio de glucosa en los últimos 2 o 3 meses. Un valor de 6,5 % o más confirma diabetes.
- Glucosa en ayunas: niveles de 126 mg/dL o más en dos pruebas distintas indican diabetes.
- Prediabetes: valores entre 100 y 125 mg/dL son una señal de alerta.
Detectar la enfermedad en esta fase puede evitar su progresión. Según Diabetes.org, modificar la dieta, perder peso y hacer ejercicio pueden reducir hasta en un 58 % el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Control constante: la mejor estrategia
Detectar es el primer paso; controlar es el desafío permanente. La Mayo Clinic detalla tres pilares fundamentales para vivir bien con diabetes:
- Alimentación saludable: priorizar frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales. Reducir el consumo de azúcar y grasas saturadas.
- Actividad física regular: al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado, como caminar, nadar o andar en bicicleta.
- Monitoreo y adherencia médica: realizar controles periódicos de glucosa y seguir el tratamiento indicado.
El control constante ayuda a mantener la glucosa en niveles seguros, evita hipoglucemias y reduce el riesgo de complicaciones crónicas. Además, la educación del paciente y el acompañamiento familiar son clave para mantener la motivación y el equilibrio emocional.
¿Qué implica para Ecuador?
En Ecuador, donde los estilos de vida urbanos y los alimentos ultraprocesados han ganado espacio, la vigilancia individual de la salud cobra más sentido que nunca. Las cifras de sobrepeso y obesidad en adultos son cada vez más altas, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2.
Desde Metro Ecuador, te invitamos a hacer una pausa y preguntarte: ¿Cuándo fue mi última prueba de glucosa?,¿estoy moviéndome lo suficiente?, ¿Qué tan equilibrada es mi dieta diaria?
Responder con honestidad puede ser el inicio de un cambio profundo. La diabetes no avisa, pero sí se puede prevenir y controlar con compromiso y constancia.
La diabetes no es una sentencia, sino un reto de autocuidado y prevención. La clave está en detectar a tiempo, controlarla siempre y asumir la salud como una prioridad.
Con hábitos saludables, acompañamiento médico y conciencia, cada persona puede transformar su diagnóstico en una historia de vida plena.

