La enfermedad neumocócica es una severa infección bacteriana causada por el Streptococo pneumoniae, también conocido como neumococo. Esta bacteria también puede causar neumonía, meningitis o una infección del torrente sanguíneo (bacteremia).
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El neumococo se transmite por la vía aérea o por exposición directa a partículas respiratorias de personas infectadas o que portan la bacteria.
Según los datos clave de la Organización Panamericana de la Salud, el neumococo es el segundo agente que causa las neumonías adquiridas en la comunidad (NAC) que requiere hospitalización. También menciona que más del 99% de muertes por neumonía que sufren los niños menores de 5 años en todo el mundo, se producen en los países de bajos y medios ingresos.
En las Américas, la incidencia de la infección por neumococo es de 358 por cada 100 mil niños menores de 5 años. En Ecuador, las enfermedades respiratorias agudas siguen siendo una de las principales causas de morbilidad y mortalidad. En el país, la vigilancia de la Neumonía es agrupada.
Para el año 2024 hasta la SE 35 se ha reportado 79.068 casos de los cuales el 35.6% casos de neumonía en la provincia de Pichincha, seguida del 11.11% de los casos en la provincia de Guayas con el 6.42%, en Azuay y el 6.25.% en Morona Santiago con el 5.72% de los casos notificados a nivel nacional. El grupo de edad más afectado es el de 1 a 4 años, seguida del grupo de 65 años y más años y el grupo de 9 a 14 años.
Impacto de la Neumonía en menores de 5 años
La neumonía es la principal causa individual de mortalidad infantil en todo el mundo. Esta enfermedad provocó la muerte de 740 180 menores de 5 años en 2019, lo que supone el 14% de todas las defunciones de menores de 5 años en todo el mundo y el 22% de todas las defunciones de niños de 1 a 5 años. La neumonía afecta a los menores y a sus familias en todo el mundo, pero su prevalencia es mayor en Asia meridional y África subsahariana.
La mayoría de los niños sanos pueden combatir la infección mediante sus defensas naturales, pero los niños inmunodeprimidos presentan un mayor riesgo de contraer neumonía. El sistema inmunitario del niño puede debilitarse por malnutrición o desnutrición, sobre todo en lactantes no alimentados exclusivamente con leche materna.
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Medidas de prevención
Puede protegerse a los niños mediante intervenciones sencillas contra esta enfermedad, que puede tratarse con medicación y cuidados de bajo costo bajo y tecnología sencilla. También tenga en cuenta que los adultos necesitan estar al día con las vacunas, debido a que la inmunización que se recibe en la infancia puede disminuir con el tiempo.
La vacunación es una de las medidas de cuidado preventivo más convenientes y seguras disponibles. Prepárese para la temporada de lluvias. Las enfermedades respiratorias son más frecuentes durante la época de lluvia, convirtiéndose en la principal causa de hospitalización y consulta médica de esta temporada.
Por este motivo, el llamado es a la prevención y el autocuidado y a seguir estos consejos prácticos:
• Evite el contacto con personas que se encuentren enfermas. Si es usted es la persona que tiene la infección respiratoria, manténgase alejado para frenar el contagio.
• Tenga un lavado de manos permanente.
• Limpie y desinfecte de manera recurrente las superficies con las que tenga alto contacto.
• Cúbrase la boca y la nariz con un pañuelo desechable, o la parte interior del codo o la manga al toser o estornudar.
• Evite el contacto con el humo del cigarrillo o deje de fumar.
• Controle las afecciones persistentes (como asma, diabetes o enfermedades cardiacas).
Si tiene dudas de contagio, tenga en cuenta los siguientes síntomas, es importante que les preste mucha atención:
• Tos. En algunos casos puede expectorar una mucosidad verdosa o amarilla, o incluso mucosidad con sangre.
• Escalofríos.
• Fiebre, que puede ser leve o alta.
• Dificultad para respirar, que puede ocurrir solo cuando sube escaleras.
• Dolor en el pecho agudo o punzante que empeora cuando respira profundamente o tose.
• Sudoración excesiva y piel pegajosa.
• Dolor de cabeza.
• Pérdida del apetito, baja energía y fatiga.
• Confusión, especialmente en las personas mayores.