Alpo, alimento completo y balanceado para perros, y Metro Ecuador, buscaron empresas, instituciones públicas, locales comerciales, conjuntos habitacionales, entre otros lugares, que han adoptado un perrito y salvado su vida de las calles.
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Aquí te contamos tres historias que inspiran y animan a otros por la adopción de perros. De su lado, Alpo premió su fidelidad con algunos de sus productos.
Coqui, héroe y vigilante
Cristina Narváez, quien es parte de la directiva del barrio Dammer 2, nos cuenta que la historia de Coqui empezó en 2020.
“Teníamos una perrita comunitaria que murió atropellada. Nos invadió una tristeza muy grande y el guardia del sector, en ese entonces, en un terreno por Guayllabamba encontró llorando a un perrito pequeño y lo trajo al barrio. Aquí lo recibimos con cariño y las propietarias de la peluquería Barbonccino le brindaron atención en salud. Llegó con garrapatas, pulgas, estaba desnutrido.
Lo llamamos Coqui y decidimos adoptarlo como nuestro perrito comunitario. Con cuidados, empezó a crecer rodeado de cariño y le construimos su casita en el parque. Hace menos de un año le diagnosticaron cáncer, le operamos, y luego de varias quimioterapias, superó la enfermedad.
Ahora, está en proceso de entrenamiento para ser un perro guardián comunitario. Coqui es muy inteligente, reconoce a las personas que viven aquí. Incluso, hace pocos días, defendieron al barrio de un robo. ¡Le hizo correr al ladrón!
Como es una mezcla de Akita con Pastor Alemán, colabora con el guardia en la vigilia, sobre todo en las noches. Siempre está atento”.
El parque es su lugar, su hogar.
Su amor es nuestra vitamina
Geovanna Carphio, su esposo y sus dos hijos crecieron con la compañía de tres perritos, lo cual les ha dado una especial sensibilidad hacia los casos de animales maltratados o abandonados. Dos de ellos fallecieron y la vida les dio la oportunidad de acoger a Negro y Babe en su hogar.
“El primero en llegar fue Negro, el cual fue rescatado por el Supermaxi de Tumbaco hace 2 años y medio. El perrito parecía esperar a su dueño y ya llevaba un buen tiempo en esta condición ya que lucía con sus patitas y lengua lastimada. Mi esposo y mi hija la trajeron a casa y lo adoptamos, dado que por su tamaño y color iba a ser muy complicado que encuentre otro hogar.
Luego vino Baby. Mi hijo que vive en México se enteró de la noticia de una perrita Husky que había sido atacada a machetazos en Cayambe. La culpaban de robarse los animales de granja del sector. Se conmovió muchísimo y nos pidió que fueramos a rescatarla, luego empezamos el acoplamiento.
Cada uno de nuestros perritos cumple un papel en la familia. Pero Baby es la más activa, la más juguetona, y “trabaja con nosotros” en su compañía Mr. Pest, ya que nos acompaña a la oficina porque requiere un poco más de atención y cuidados que el resto de nuestros perritos dada las condiciones de maltrato que sufrió.
Más que cambiarles la vida a ellos, son nuestros perritos adoptados los que nos cambian la vida a nosotros. Cuando uno ayuda tiene más alegría que cuando se recibe. El amor de nuestros perritos es incondicional. Nuestra familia es bendecida con nuestros cuatro perritos”, finalizó.
Mao, la terapeuta de la oficina
Juan Pablo Enriquez y su hermana son dueños de Mao desde 2019.
“Llegó a nuestras vidas en un momento terapéutico, cuando dices que los angelitos llegan en el momento más complicado. Mi hermana y yo estabamos, cada uno, pasando por situaciones difíciles. Mao no tenía hogar y le dimos acogida en nuestro departamento.
Cuando me la presentaron era cachorrita, fue amor a primera vista. Desde ahí está con nosotros y viene todos los días a la oficina conmigo. De hecho, Mao ha sido una terapia para todos en la oficina. Al ser una agencia de publicidad, los días de estrés o diferencias están presentes, pero ella se acerca al área en conflicto y logra calmar los ánimos.
Cuando era pequeña hizo algunas travesuras en la oficina, incluso era tan chiquita que solía acurrucarse en las jardineras. Un día, se atoró con un pedazo de una barredera y le llevamos a la clínica veterinaria de la USFQ, y descubrieron que tenía un soplo al corazón. Le hicieron la primera operación que se ha hecho en el país con un catéter por la vena. Fue hacer magia para traer del exterior los implementos necesarios.
Ahora, está bien, tiene su camita en la oficina pero puede acostarse por todos los lugares. Todos en la oficina juegan y se preocupa por ella. Cuando la acaricias, las personas cambian su estado de ánimo a uno más positivo”.
Juan Pablo motiva a otros a animarse por la adopción. “Un perrito de cualquier tamaño es alegría. Mientras más grandes, mayor es su corazón y mayor es su amor. Es complicado tener perros de razas grandes en lugares pequeños, pero con una caminata de 20 minutos en la mañana y en la tarde, es saludable para ellos y para sus dueños.”
Con esta historias, Alpo y Metro Ecuador buscan fomentar la adopción de perros, un acto que no solo cambia la vida de un animalito en situación de calle, sino que puede llegar a unir en un solo objetivo a tu organización, barrio, empresa o institución donde laboras.