El dolor se define como “una experiencia sensorial y emocional desagradable” asociada al daño o amenaza de daño a los tejidos del cuerpo, según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP). Sus causas son múltiples y, en muchas ocasiones, difíciles de diagnosticar.
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Se ha vuelto una afección tan común, que se ha destinado al 17 de octubre como el Día Mundial del Dolor para generar conciencia sobre la importancia de no tomar el tema a la ligera y buscar alternativas para lograr alivio y bienestar, las cuales pueden ser físicas, farmacológicas y conductuales.
¿Qué significa sentir dolor?
El dolor no es ajeno a la población. Se estima que el porcentaje de personas con dolor ha tenido una tendencia ascendente en todo el mundo entre 2009 y 2021. Esto se relaciona de forma muy cercana con “el estrés, la falta de optimismo, el perfil de edad de cada población y los estresores sociales vinculados a condiciones económicas difíciles”.
Es por eso que despertar con dolor de la cabeza o acostarse sintiendo que no será posible descansar porque la lumbar o la ciática no lo van a permitir, son solo algunas de las circunstancias que viven al menos 3 de cada 10 personas, pues se estima que la incidencia de dolor a nivel mundial aumentó considerablemente en la última década, alcanzando el 32,1%.
Hoy en día, el dolor no es un simple síntoma de que algo anda mal con nuestra salud, sino que es considerado por sí misma como una afección que puede ser prevenida y tratada con terapias físicas y/o fármacos especializados, dependiendo la recomendación médica.
Tratarlo debería ser una prioridad, tomando en cuenta que el dolor puede llegar a perjudicar el ámbito físico, mental y emocional, y estos, a su vez, pueden incluso exacerbar la percepción del mismo.
El dolor crónico, el más común en Latinoamérica
El dolor crónico es una condición médica en la cual una persona experimenta dolor continuo o recurrente durante un período prolongado, generalmente definido como más de 3 a 6 meses. Incluso, se considera como tal cuando persiste mucho tiempo después de que la lesión inicial se haya curado.
La Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT) reporta que entre un 27% y 42% de los latinoamericanos sufre de dolor crónico y es una de las principales causas de consulta en atención primaria.
Este porcentaje de personas con dolor prolongado es alarmante, ya que afecta significativamente la calidad de vida y el bienestar de quien lo padece.
“El dolor crónico afecta la calidad de vida, la capacidad para trabajar, el estado de ánimo, las relaciones familiares y sociales, así como también la calidad del sueño e, incluso puede causar depresión, dado que aquellos que lo padecen pueden modificar sus conceptos sobre sí mismos, tener cambios súbitos de humor, desajustar su dinámica de vida y permanecer inactivos por mucho tiempo”.
— Dr. Diego Bashkansky, Director Médico Corporativo de Adium, compañía farmacéutica líder en la región latinoamericana.
Es por eso que transformar el dolor en alivio y bienestar es un reto, no solo para los médicos, sino para la sociedad en general, ya que por diferentes razones culturales no se recibe el tratamiento adecuado.
Para ello, existen intervenciones multidisciplinarias que involucran terapias físicas, farmacológicas y conductuales, concluyó el especialista consultado. ¡Transformar el dolor en alivio y bienestar debe ser una prioridad individual, familiar, social y mundial!