La felicidad no se compra, a menos que te comas un helado. Cuando saboreas uno, en el cerebro se produce un aminoácido llamado triptófano, que es uno de los encargados de generar serotonina (la “hormona de la felicidad”) en el cuerpo. Por eso nos produce tanta felicidad.
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Los helados también hacen que los niveles de felicidad y motivación se disparen. Estos datos son parte de un estudio del Instituto de Psiquiatría de Londres, realizado por sus investigadores, a través de resonancias magnéticas funcionales. El estudio demostró científicamente que el consumo de helados activa ciertas zonas del cerebro asociadas al placer y la felicidad, las mismas que se activan, por ejemplo, al ganar dinero o escuchar nuestra música favorita.
El helado sí da la felicidad
La caseína que contiene el helado también ayuda a reducir el estrés y genera endorfinas.
Pero, conozcamos un poco más de la historia de este delicioso producto. En su origen el helado fue un alimento exclusivo para las clases altas de la sociedad y después se convirtió en medicamento de farmacia. De hecho, hoy en día los helados no se conciben como una golosina sino como un alimento nutritivo y saludable apto para todas las edades y nos proporciona altas dosis de felicidad mientras lo saboreamos.
Está demostrado el aporte de nutrientes que supone comer helado, en gran parte nos referimos a proteínas y calcio. Y aunque se suele asociar también con un alto aporte energético, en realidad tiene menos calorías que un pastel y es mucho más saludable que otros tentempiés.
Es por esta razón que, si te encuentras de mal humor o triste, un delicioso helado de tu sabor favorito te puede ayudar.
Un dato curioso: según la NASA, es uno de los postres que más extrañan los astronautas.