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Vacunarse contra la influenza no nos enferma; nos protege de complicaciones en la salud

Vacunarse contra la influenza no hace que el paciente enferme. Las molestias son mínimas en comparación a los beneficios de la vacunación.

Hugo Bardellini, Pediatra del Hospital Metropolitano
Hugo Bardellini, Pediatra del Hospital Metropolitano (Cortesía)

La influenza es una gripe, que se sabe cuándo empieza pero no cómo puede terminar. Es por eso que el objetivo de la vacuna es prevenir las complicaciones graves que puede provocar esta enfermedad.

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Sin embargo, existen algunas ideas erradas sobre la vacuna contra la influenza, que impide que más gente sea inmunizada.

Al respecto, Hugo Bardellini, Pediatra del Hospital Metropolitano, enfatiza que la vacuna no produce la enfermedad, “si así fuera, cuando ponemos la vacuna de la polio, los niños se enfermarían, y ocurriría lo mismo con la varicela o neumococo, pero no es así”.

“Nunca, jamás, la vacuna que colocamos produce síntomas respiratorios tipo gripe o influenza. En los niños, puede presentarse dolor en el área del brazo donde se coloca la vacuna porque tienden a rascarse o aplastarse. Sí puede provocar algo de fiebre, pero se trata con antitérmicos”, señala.

Bardellini recomienda que al momento de colocarse la vacuna lo ideal es hacerlo en paciente sano. Sin embargo, una pequeña tos, un poco de moco, sin fiebre, no contraindica la vacuna.

¿Quiénes deben vacunarse contra la influenza?

La vacuna contra la influenza puede colocarse desde los seis meses de edad en adelante, sin contraindicaciones.

“Si su hijo tiene alergias, rinitis, tose de vez en cuando, o presenta algún tipo de complicación respiratoria, con mayor razón debe vacunarse”, explica.

Cabe aclarar que la vacuna empieza a hacer efecto a partir de los 15 días de haberse colocado. La inmunización es anual.

¿Cómo tratar la influenza?

Bardellini indica que la gripe tiene que ser evaluada por el médico de cabecera para poderla diagnosticar y aplicar el tratamiento adecuado. Existen pruebas de laboratorio que pueden ser necesarias si un cuadro se ha complicado o dura más de lo que se espera. “En niños menores de 12 años no recomiendo antigripales, antitusígenos ni antibióticos. El médico guiará a los padres en la mejor forma de ayudar a aliviar los síntomas”, indica.

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