El cuidado de la piel del bebé, en sus primeros 100 días, es fundamental como parte de su adaptación al nuevo entorno. Por lo general, su piel experimenta varios cambios que se pueden presentar como peladuras, enrojecimiento o escamas en las muñecas, rodillas o pies.
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Sin embargo, no debe causar alarma, sino que se debe procurar lubricar e hidratar de forma efectiva para evitar que la piel esté resquebrajada. Una pomada suave ayudará en el proceso. De igual forma, el baño es clave para no resecar la piel delicada del bebé.
El baño del bebé en sus primeros días
Por lo general, el baño del bebé debería hacerse de forma diaria para que mantenga la higiene adecuada, aunque en ocasiones suelen hacerlo cada dos días. Lo importante es que sea un momento agradable y por pocos minutos es más que suficiente.
La bañera no debe llenarse en exceso y la temperatura del agua debe estar entre 36-38 ºC. Hay que comprobar la temperatura del agua antes de meter al niño, sumergiendo el codo o el dorso de la mano o empleando un termómetro. Utiliza, en poca cantidad, jabón suave de pH neutro y verifica que no quede residuos en su cuerpo.
Seca suavemente y lubrica las zonas de la piel que necesitan más cuidado. Existen lociones especiales para este fin, las cuales pueden ser sugeridas por el pediatra.
Puedes optar por productos sin perfume con ingredientes como aceite mineral o petrolato. La crema hidratante que aplicas diariamente a tu bebé no debe contener sustancias como ácidos alfahidróxidos o bloqueadores solares.
Además, es importantes recordar que, durante los primeros días, es importante mantener al bebé fuera del alcance de la luz solar directa, ya que su delicada piel puede quemarse en un período muy breve, de 10 a 15 minutos, incluso en los días nublados.