La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) cumple 75 años de trayectoria como la primera universidad privada del país, aniversario al que han denominado como “el Año de las Transformaciones”.
PUBLICIDAD
En sus siete sedes y 10 campus, ofrece 118 programas de grado y 85 de posgrado en distintas modalidades, alcanzando a más de 23 mil estudiantes activos y sumando más de 65 mil graduados.
Para celebrar esta fecha especial, conversamos con el rector de la institución, Fernando Ponce León, quien nos cuenta cómo la docencia, la investigación y la vinculación con la sociedad son los pilares de su modelo educativo en beneficio de la sociedad.
En ese sentido, “el último año y medio de pandemia refleja todo el trabajo realizado en los 75 años de PUCE”, indicó Ponce al inicio de la entrevista.
¿Qué respuesta tuvo la PUCE frente a la sorpresiva pandemia que atravesamos?
La PUCE ya contaba con una plataforma informática que era utilizada para clases en línea, pero como apoyo a las clases presenciales. Con el confinamiento, esta plataforma tomó protagonismo y tuvimos que hacer ajustes en la capacitación a profesores, ampliar el ancho de banda, entre otras acciones, lo cual nos permitió ir avanzando.
Este proceso fue un aprendizaje doble. Los mismos estudiantes, que uno pensaría que por ser nativos digitales están listos, no lo estaban del todo y estaban acostumbrados a lo presencial. Además, poco a poco nos dimos cuenta que ellos también experimentaban angustia, preocupación personal y psicológica y necesitaban un acompañamiento más allá de clases.
Me decía una alumna, “no puedo conectarme, tengo que levantarme temprano para atender a mi familia”, ya que al inicio de la pandemia, con el tiempo restringido, padres sin trabajo, entre otras situaciones, fijar un horario de conexión fue un reto. Eso nos llevó a buscar la manera tecnológica y pedagógica de dar clases, de ayudar al estudiante a aprender y a adaptarse a esta nueva situación personal, familiar y laboral.
PUBLICIDAD
Fuimos aprendiendo, hicimos mejoras y ahora estamos en una fase híbrida, porque el COE-N todavía no acepta un aforo de 100% en aulas.
¿En qué consiste esta nueva dinámica?
Hay varias formas de hibridación según las carreras y hemos dejado que cada decano tome la decisión. Los estudiantes van a las clases prácticas, laboratorios o talleres, y las teóricas las reciben por zoom. En algunas carreras teóricas, los alumnos asisten de forma presencial y otros siguen por cámara, de forma virtual; mientras que otras carreras se realizan completamente presencial o virtual.
Sin embargo, esperamos arrancar el próximo semestre 100% presencial, siempre y cuando el COE lo permita.
¿Cómo pudo la PUCE apoyar a su comunidad educativa y a la sociedad en general durante este tiempo?
Cuando el terreno cambio, la PUCE se fue transformando para mantener la calidad educativa que nos caracteriza. Es así que nos adaptamos en lo académico e identificamos el acompañamiento psicológico como una parte muy importante de la formación.
Dentro del área de vinculación con la comunidad decidimos que la PUCE debía aportar con su contingente. Tras analizar varias opciones, vimos la necesidad urgente del procesamiento de pruebas PCR y justamente contamos con un laboratorio de análisis y centro de Investigación para la Salud en América Latina, que representó una inversión de cerca de USD 7,5 millones, equipado con lo último en tecnología.
Es así que empezamos a procesar 24 pruebas y al final culminamos con 100 mil pruebas PCR. Más del 70% de pruebas procesadas fueron gratuitas, financiadas por el Fideicomiso Sumar Juntos, muestras que provenían de hospitales públicos del IESS y del Ministerio de Salud.
Además, la PUCE volcó su saber para la resolución de ciertas problemáticas: los docentes de medicina, enfermería, epidemiólogos, salubristas, médicos familiares, y otras áreas relacionadas, fueron llamados a distintos comités para brindar asesoría. Luego, con el inicio del proceso de vacunación, nuestro personal cumplió su labor más allá de lo que se esperaba.
El Ministerio de Salud nos solicitó las instalaciones como punto de vacunación, pero nosotros colaboramos con la logística y el personal médico y de guardianía. Con esto, ayudamos a que más de un millón de dosis sean colocadas. El mismo apoyo se brindó en las siete sedes de la PUCE a nivel nacional.
¿Cómo afrontó este tipo de retos desde el rectorado?
Estoy en mi sexto año como rector, ya que he sido renovado para un segundo periodo que asumí en mayo de este año. Confío mucho en las personas y tengo niveles de delegación. Me preocupo por las cosas a mediano término y largo plazo, procuro escuchar, consulto y a muchos les dejo la decisión. El rector no es quien sabe más sobre captación de estudiantes, investigación o pedagogía, para eso hay expertos en el tema y procuro que ellos decidan en su área de experiencia.
¿Cómo fueron los inicios de PUCE en el país y bajo qué objetivo fue creada?
Nació como una universidad alternativa y se ha ido posicionando a lo largo de estos 75 años. Hasta el 3 de noviembre del 1946, la única opción de educación superior en el país era la pública, pero se abrió la posibilidad de ofrecer un modelo alternativo, basado en valores distintos a la educación laica.
Es por eso que nuestra educación es de inspiración católica y humanista; respetamos el estado laico, pero creemos que la sociedad ecuatoriana es plural y debemos ofrecer distintos modelos formativos. Tuvimos la oportunidad de demostrarlo cuando en el 2000 se dio una proliferación de universidades pero mantuvimos nuestra visión. Mientras algunas universidades ven a la educación como negocio, en PUCE creemos que la educación es un bien público que hay que cuidar, porque si más personas acceden a la educación es mejor para todos.
Otra forma en la que somos alternativos, es el sentido que le damos a la educación superior. No es solamente formar profesionales, sino formar personas, seres humanos que sean buenos trabajadores y buenas personas, no únicamente engranajes para producir.
Creemos que la principal misión de la universidad es dotar de capacidades profesionales y formar integralmente a la persona, a profesionales y ciudadanos activos, críticos, y que ayuden a transformar la sociedad.
Esto nos lleva al sentido que damos a la educación como un proyecto de transformación social y creemos que con los conocimientos que se enseñan, se comparten o profundizan con investigación o se difunden mediante educación continua, se puede contribuir al cambio social.
¿Qué más aporta la PUCE a sus estudiantes?
Las universidades a veces queremos atribuirnos el éxito de nuestros estudiantes, pero es su calidad humana lo que lo hace destacar. Nosotros aportamos o formamos el sentido de la responsabilidad, del trabajo, de la disciplina de hacer bien las cosas. Luego, el ser de inspiración cristiana, nos permite poner énfasis en valores como la honestidad, la solidaridad y empatía. Tenemos un lema: ser más, para servir mejor, es decir, ser un mejor profesional para servir de mejor forma a la sociedad.
¿Qué consejo o recomendación le daría a un futuro estudiante universitario?
Que piense primero en su vocación humana antes que en la profesión. El estudiante debe preguntarse cuál es el sentido de su vida, y la profesión es un elemento de lo que quiere ser o hacer. Segundo, que venga a la PUCE, donde va a encontrar las oportunidades, su propósito y vocación, no solo una profesión.
¿Qué mensaje deja estos 75 años de trabajo en el país?
Me gusta el lema de nuestra universidad: ser más para servir mejor. La PUCE es gestionada por sacerdotes jesuitas, y a través de la palabra “magis” que significa “más”, transmitimos ese espíritu a la universidad: la superación de uno mismo.
Si uno estudia más, se prepara más, la universidad crece más, invierte más, crea más carreras, lo hace siempre con un propósito, que es servir mejor a la sociedad ecuatoriana.
¿Qué actividades se realizarán en el marco de este aniversario?
El 4 de noviembre se celebró una misa en la Basílica del Voto Nacional, a las 10h30 con exalumnos. Ese día, en ese mismo lugar y hora, hace 75 años, se dio la primera misa de fundación de la universidad, por lo que esta ceremonia es muy representativa. Además, este 9 de noviembre, ofreceremos una misa donde participará toda la comunidad universitaria.
Para finalizar, el 10 de noviembre tendremos una gala especial donde vamos a reconocer a los mejores alumnos desde la primera promoción del 51. En total, serán 1255 estudiantes o grupos con las tres mejores notas de cada carrera.
Sin embargo, desde hace 12 meses hemos tenido distintos seminarios web que han sido parte de esta conmemoración. Con “Diálogos del futuro”, que contaron con el aporte de expositores internacionales, hemos analizado el porvenir de la educación superior en el país.