Telefónica es uno de los mayores proveedores de servicios de telecomunicaciones en Hispanoamérica.
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Bajo la marca comercial Movistar, ofrece servicios de conectividad de banda ancha fija -con soluciones de FFTH- y móvil con redes de 4G, así como una amplia gama de servicios digitales para más de 109 millones de clientes residenciales y empresariales en la región.
Telefónica Hispam está presente en México, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Uruguay, Chile y Argentina. Para conocer más sobre esta empresa de telecomunicaciones, conversamos con Luis Alberto Benatuil, CEO de Telefónica Movistar Ecuador, quien además menciona cómo avanza la renovación del contrato de concesión en el país y los desafíos a futuro.
Cuéntanos sobre Telefónica en la región...
— Ecuador es una de las operaciones de Telefónica que le va muy bien y va en crecimiento. Si bien no es una de las más grandes, en Ecuador somos móviles, lo contrario a otros países como Chile, Colombia, Argentina y Perú donde también tenemos el servicio con fibra óptica fija. Como CEO en Ecuador inició en marzo de 2020. En ese año, el sector de telecomunicaciones, en general, tuvo mucho movimiento. En los primeros meses de pandemia, el confinamiento afectó la movilidad de los clientes, y en nuestro caso, al ser un servicio móvil, tuvimos un decrecimiento importante de los ingresos, no así la conectividad del Internet del hogar que tuvo un notable despegue.
Por el tema del teletrabajo se debían tener más y mejores conexiones en los hogares.
A nivel mundial, así lo vimos en nuestras operaciones de hispanoamérica, donde uno de los grandes ganadores fue la conectividad fija en el hogar.
¿Qué evidenció la pandemia dentro del sector?
—La pandemia nos mostró una realidad muy dura: los niveles de no conectividad del país, con más de 220 parroquias que no tienen acceso.
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Creo que después de la pandemia, la conectividad tomó mayor relevancia, ya que en los cinco primeros meses de ese periodo el mundo se digitalizó mucho más que en cinco años anteriores.
Eso puso a toda la conectividad en una meseta más alta. Ahora, el sector de las telecomunicaciones es transversal al resto de las industrias del mundo, generando desarrollo y crecimiento en las comunidades.
La conectividad termina siendo un habilitador de otros sectores del ecosistema digital y además genera inclusión social en todos los países, a través de la digitalización.
Cabe hacer una aclaración porque estos dos temas suelen confundirse: una cosa es estar conectado, pero hace falta la digitalización de los procesos productivos de las empresas, de cara a los clientes y a la interna. Creo que esos son los grandes retos que se tienen por delante.
Aparte de las fuerzas públicas, del orden y sanidad, la comida y alimentos, otro de los grandes héroes de la pandemia fue la conectividad: pudiste seguir teletrabajando, tele-estudiando, telemedicina, transaccionando en línea, convirtiendo al sector de las telecomunicaciones en algo fundamental dentro de la economía.
¿Qué cambios hizo Telefónica para acoplarse a los nuevos tiempos?
— En Telefónica instauramos un sistema híbrido, el cual quedó institucionalizado con tres días presenciales y dos de ‘home office’.
El equipo lo tomó muy bien y pese a la liberación de todos los semáforos vamos a quedarnos con este modelo.
En cuánto a la digitalización, ¿cuáles son los planes?
—Estamos viviendo una revolución digital y Ecuador es parte de ella. Creo que se tienen que dar todas las condiciones y este Gobierno está tomando medidas en muy buena dirección para que crezca esa digitalización del país. De hecho, uno de los principales objetivos del Gobierno es lograr incrementar la conectividad en zonas rurales. Esto abre otro gran capítulo sobre las expectativas que tenemos en el Ecuador.
¿Qué acciones se han tomado en esta hoja de ruta?
—El nuevo Gobierno, con el que estamos muy optimistas, tiene una visión muy distinta del sector de telecomunicaciones. En este año, por ejemplo, estamos en el proceso de renovación de la concesión de telecomunicaciones.Esta es una gran oportunidad para que el país pueda acelerar su digitalización.
Es una renovación a 20 años (antes era de 15 años). De hecho, la Arcotel inició este proceso el 19 de agosto del año pasado y se la realiza en un plazo de dos años, ya que la concesión actual vence en noviembre de 2023.
Es un gran momento para actualizar todo, no es lo mismo firmar ahora con una visión de los próximos 20 años a lo que se firmó hace 15. La buena noticia es que el Gobierno tiene muy claro que este nuevo contrato de concesión debe tomar en cuenta todo el ecosistema: lo digital, la sociedad, el Estado, las operadoras y el ciudadano.
Para esto, se han asegurado que se contrate una consultora internacional para que pueda hacer la valoración de la concesión que debemos renovar, así mismo habrá un veedor internacional para garantizar las mejores prácticas en el proceso.
Creemos que este proceso está adelantado. La ministra de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información, Vianna Maino, ha expresado que se puede cerrar antes del primer trimestre de 2023. Creo, además, que uno de los objetivos comunes, tanto del Estado como de las operadoras, será establecer mecanismos sostenibles y viables para seguir desarrollando conectividad en zonas rurales, y así incluir a cada vez más ecuatorianos en los beneficios de la digitalización. No se puede dejar a nadie atrás, la conectividad brinda crecimiento económico y desarrollo de las sociedades.
En los momentos más críticos de la pandemia, los niños y adolescentes estuvieron conectados a sus escuelas, pero hubo gente aislada y que perdió años escolares. Sin ir más allá, hoy en día es una exigencia estar al día en el perfil laboral para tener una mejor empleabilidad.
En resumen, la renovación de la concesión a las operadoras nos da muy buenas expectativas porque el Gobierno ha venido tomando medidas para mejorar la situación de las empresas de telecomunicaciones. Históricamente, se nos ha visto como la “gallina de los huevos de oro”, como empresas con grandes ingresos y muy rentables, pero eso ha venido cambiando en el tiempo.
¿Por qué ha cambiado el sector de las telecomunicaciones?
—Porque se ha visto impactado por la misma tecnología. Hasta el 2014, los ingresos a nivel mundial venían creciendo, pero a partir de ese año inicia un decrecimiento en general.
Hasta ese año se utilizaban mucho las llamadas telefónicas para comunicarnos, pero con la penetración de redes LTE o 4G, se evidencia una sustitución del servicio de voz por datos. Incluso, cuando se iba de viaje, se utilizaba ‘roaming’, y ahora te comunicas por internet, sin costo, gracias a las aplicaciones.
Esto ha hecho que se pierda una capa de ingresos importantes. Si graficamos cómo ha sido el consumo mensual de datos de una persona desde hace cinco años, será una curva ascendente, pero la industria no ha podido igualar los precios de esa manera. Es más, por los mismos efectos competitivos, las operadoras ofrecemos más gigas por la misma cantidad de precio. El costo unitario viene cayendo.
¿Qué opciones se tienen para mejorar esta situación?
— Según las estadísticas del Banco Mundial, por cada 10% de penetración de la conectividad en un país, el PIB de un país crece en 1,5. Es decir, a mayor conectividad en el país, crece el desarrollo económico.
Este Gobierno lo tiene muy claro porque ya se han tomado medidas importantes. En agosto del año pasado se realizó una modificación a la Ley Orgánica de Telecomunicaciones, donde por primera vez se empieza a abandonar esa visión recaudatoria sobre el sector y empiezan a vernos bajo una visión de desarrollo.
Se trata de buscar la forma de maximizar económicamente lo que se cobra a las operadoras desde una visión no financiera, sino de desarrollo de empleo, crecimiento económico, en lugar de estar pensando en cuánto más pueden cobrar.
También, se ha fortalecido la seguridad jurídica para nuestro sector y en ese mismo decreto se fortalece las cláusulas arbitrales para dirimir divergencias.
Sin embargo, uno de los temas más importante es cambiar la tasa por uso del espectro. Ecuador es el país más caro de operar en la región: pagas hasta 7 veces el promedio de lo que se paga en el resto de la región. La explotación del espectro es muy costosa. Es por eso que, incluso, a finales del 2019, ya se había tomado la decisión de bajar la tasa a niveles internacionales.
Si queremos crecer en conectividad a nivel rural no podemos seguir pagando esa tasa, es decir, no se puede pagar el valor de una antena ubicada en el área urbana de igual forma que en lo rural. Tienen que haber los incentivos en la industria porque al final esta tasa de uso por espectro termina siendo como una especie de impuesto a la conectividad, lo cual impide que las redes sigan creciendo.
Estamos a la espera de que Arcotel termine de emitir ese reglamento porque además es parte integral para hacer la renovación de la concesión.
A esto se suma la eliminación del Impuesto a Consumos Especiales, ICE, un impuesto a los planes de tarifa pero se debe tener en cuenta que estar conectado no es un consumo especial, es una necesidad.
En esa línea vamos bien, estamos muy optimistas con las decisiones que se han tomado y creemos que para el sector van a ser positivo.
¿Qué retos se vienen?
— Las redes de Telefónica se actualizan constantemente. Como dato histórico, en los últimos 17 años hemos invertido más de 2.600 millones de dólares que aportan tecnología y conectividad del país, a más de los tributos. Además, somos una empresa que genera empleo, con más de 860 plazas.
Como ejemplo, hace no mucho, Ecuador inauguró un nuevo cable submarino, el Mistral, que está compartido con uno de nuestros competidores. De los cuatro cables submarinos que tiene el país, en tres tenemos participación: uno es de propiedad de Telefónica, en el recién inaugurado estamos al 50% y en el otro también tenemos sociedad.
Esto es una muestra de como Telefónica continúa ampliando sus redes, la conectividad y la cobertura del servicio. Aquí se incluye el tema de la velocidad de las redes y la demanda de los clientes, aspectos que avanzan a diferente ritmo.
¿Cómo lograr ese crecimiento?
—La compartición de infraestructura es un punto importante. Las nuevas tecnologías como la 5G demandará mayor densificación de la red, esto implica que si hoy tenemos 100% de torres en una ciudad, para el desarrollo de 5G se debe quintuplicar ese número.
Es por eso que afrontar las inversiones en telecomunicaciones va a requerir la compartición de infraestructura. Somos pioneros en la compartición en Chile, Colombia, México y Perú. Al final, vas a requerir que existan este tipo de modelos porque no tiene sentido que todas las operadoras coloquen una torre, sino que es más sostenible compartir y esos recursos poder invertirlos en otros procesos.
Para que siga creciendo el sector se requiere definiciones claras por parte del Estado, y para Telefónica, el 5G es la evolución natural que van a tener las redes móviles. En cada mercado encontraremos el momento adecuado para hacerlo.
Un mensaje final
—Nos hemos venido posicionando, tanto en segmento masivo como en el móvil. Es por eso que Telefónica crece como el aliado digital del Ecuador. Tenemos la confianza de los principales ‘jugadores’ en la industria del país, quienes valoran mucho todas las capacidades y servicios que ofrecemos.
Telefónica está lista para crear desarrollo y la inclusión social; creemos mucho en el Ecuador y por eso estamos por renovar nuestro compromiso a 20 años más.