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Arqueólogos descubren sitio donde Jesús multiplicó los panes

Arqueólogos israelíes trabajan sobre los restos de Betsaida, la villa en la que, según la tradición cristiana, Jesús multiplicó los panes

Arqueólogos israelíes hallaron en los alrededores del Mar de Galilea (lago Tiberiades o Kineret) los restos de Betsadia (Julias), la villa en la que según la tradición cristiana vivieron tres apóstoles -Pedro, Andrés y Felipe- y donde tuvo lugar el milagro de los panes y los peces.

Hemos encontrado lo que parece ser la ciudad de los tres apóstoles, donde Jesús multiplicó los panes y los peces», aseguró hoy, 7 de agosto, el arqueólogo Mordejai Aviam, del Kineret College de Israel, que lleva trabajando en este proyecto desde hace tres años.

En la costa noreste del Mar de Galilea, su equipo desempolvó el lugar donde, según el Nuevo Testamento, estuvieron tres de los apóstoles de Jesús, en el valle de la hoy llamada Reserva Natural de Betsaida.

En el lugar habría estado la antigua ciudad romana de Julias, que según el historiador Flavio Josefo fue construida sobre las ruinas de Betsaida en el siglo primero.

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Fue en dicha localidad donde nació Pedro, según el Evangelio de Juan.

La temporada pasada Aviam halló, junto con otros 25 arqueólogos y voluntarios, una capa del período de las Cruzadas, una factoría de azúcar del siglo XIII, un monasterio y lo que parece ser una iglesia.

Dos metros bajo el suelo encontraron restos del período bizantino, que se remonta a la etapa final del Imperio Romano y que en sus primeros años de vida se extendió por todo el Mediterráneo Oriental.

Tiempo atrás se había descartado la posibilidad de encontrar algo de este período de la historia, explica, pero fue la aparición de una cerámica en 2014 lo que los llevó a centrarse más en esta área, y lo que desenterraron aumentó sus expectativas.

Hay monedas, cerámica, un mosaico, muros y una casa de baños de estilo romano, lo que nos lleva a pensar que no se trataba simplemente de un pueblo, sino de una gran ciudad romana», asegura Aviam, y añade que por debajo de la capa que data de las Cruzadas encontraron estas ruinas del período anterior, el romano (del año 300 al 100 a. C.).

Según los Evangelios, Jesús se retiró a un lugar desierto a descansar a solas sumido en la tristeza por la noticia de la muerte de Juan el Bautista (ordenada por Herodes Antipas), pero una muchedumbre creciente lo siguió.

Cuando caía el atardecer, sus discípulos le sugirieron despedir a sus seguidores para que pudieran ir a comer, pero él les dijo que no era necesario que se fueran y les mandó que los alimentaran con lo que allí había, a lo que estos contestaron que solo tenían cinco panes y dos pescados.

Tráiganmelos aquí’, les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños» (Mt. 14,18-21).

Aviam asegura que los restos encontrados demuestran que ese es el lugar donde millones de cristianos ubican ese milagro, si bien hay otras teorías arqueológicas que sitúan la localidad en otros puntos de la región, rechazando esa ubicación con el argumento que el nivel del lago en esa época cubría esa zona, algo que los nuevos hallazgos contradicen.

No muy lejos de allí, en la vecina localidad de Tiberiades, en la orilla opuesta del lago, otras excavaciones sitúan Magdala, el pueblo donde nació y vivió María Magdalena, una de las más relevantes figuras femeninas de la Biblia.

Los responsables de los últimos hallazgos arqueológicos en la zona pretenden convertir las tierras que rodean el Mar de Galilea en un lugar de peregrinaje, culto y turismo para lo que buscan seguir los pasos de Jesús y recorrer los paisajes que transitaron él y sus discípulos.

Para muchos creyentes, pisar la tierra en la transitó y vivió Jesucristo y ver restos que datan de su época y que ponen en el mapa actual los lugares recogidos en los evangelios es, además de una experiencia llena de emoción, una prueba para reafirmar su fe.

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