No hay evidencias de que sea necesaria una tercera vacuna contra el COVID-19 y las naciones ricas deberían donar dosis a los países pobres en vez de usarlas para una tercera inyección, declaró el lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, denunció que la pronunciada desigualdad en el acceso a las vacunas responde a “egoísmo”, al tiempo que exhortó a las farmacéuticas a entregar dosis a los países pobres en vez de tratar de convencer a los ricos a que compren más inoculaciones.
Las declaraciones surgen en momentos en que las grandes empresas farmacéuticas están abogando a favor del uso de terceras dosis en algunos países, entre ellos Estados Unidos.
“Estamos tomando decisiones conscientes en estos momentos de no proteger a los más necesitados”, dijo Ghebreyesus a periodistas. La prioridad ahora es vacunar a los que todavía no han recibido ni siquiera la primera dosis, agregó.
El funcionario exhortó a Pfizer y Moderna a dar máxima prioridad a la entrega de inyecciones al programa COVAX de ayuda a países pobres, así como la iniciativa para vacunas en África y a los otros países de ingresos bajos o medios.
Tras 10 semanas en que disminuyeron las muertes por coronavirus a nivel mundial, la tasa de mortandad está nuevamente aumentando y la variante delta está “provocando olas catastróficas de casos del virus”, declaró Ghebreyesus.
Tanto Pfizer como Moderna han accedido a donar pequeñas cantidades de vacunas a COVAX, pero le han dado la mayoría a los países ricos. La iniciativa COVAX ha estado rezagada durante meses: casi 60 países pobres tienen estancadas sus campañas de vacunación y sus principales proveedores de vacunas no pueden entregar dosis sino hasta fin de año.
Pfizer tenía previsto reunirse el lunes con funcionarios del gobierno estadounidense a fin de analizar la autorización para una tercera dosis. La semana pasada, la compañía aseveró que una tercera dosis afianzaría la inmunidad y protegería contra las nuevas variantes.