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Sangre hallada en las uñas de Lisbeth Baquerizo contradice la versión escrita por su esposo

Luis H., esposo de Lisbeth Baquerizo, y principal sospechoso de su asesinato envió una carta a Fiscalía con su supuesta versión del crimen. Asegura que fueron ladrones que la mataron y lo amenzaron. Sin embargo, en los rastros de sangre encontrados en las uñas de la mano izquierda de la víctima, contradice a lo que el esposo dijo que habría ocurrido el pasado 21 de diciembre.

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El pasado 27 de abril, la madre de Luis, Nancy M. acudió a la Fiscalía para dar su versión de los hechos. Ella aseguró no haber estado en la casa de su hijo cuando su nuera falleció. No aceptó responder las preguntas de la fiscal Yoli Pinillo, pero sí se le receptó una muestra de sangre para probar que no partició en el crimen.

Efectivamente, su muestra de sangre la saca de la escena, porque no se encontraron coincidencias. Pero, el 3 de mayo se conoció un informe forense en el que se menciona que en las uñas de Lisbeth Baquerizo se encontró material genético masculino (sangre y piel) y sería de un familiar directo de Nancy N.

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Por su parte, el abogado de la familia Baquerizo, Silvio Enríquez indicó que en la carta entregada por el esposo de Lisbeth indica que lo amenazaron con un arma y le pidieron más dinero. Que un tal Fito Vera lo llevó al segundo piso en busca de más dinero y que al bajar los otros dos hombres habían matado a Lisbeth. Luis H. indica que la golpearon en la cabeza con un fierro, cuenta el abogado.

La familia de la fallecida dice que esa era la prueba que necesitaban para comprobar la participación de Luis H., a quien aseguran vieron golpes y arañazos el día del velorio de Lisbeth, cuando la familia Baquerizo aún creía que su hija mayor había caído accidentalmente por las escaleras.

Él espera que con la prueba genética la fiscal Pinillo solicite fecha para la audiencia de evaluación y preparatoria de juicio para el viudo.

Por esta muerte también hay siete procesados por fraude procesal: Luis H., sus padres, uno de sus hermanos, el formolizador, el médico que imprimió el certificado y el hermano de este que habría trasladado el documento en el que asegura que la mujer de 30 años había muerto por un infarto y daño renal

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