Israel, con gran parte de su población inmunizada, dio otro paso hacia la normalidad: los ciudadanos se pudieron quitar la mascarilla al aire libre tras un año de imponerse su uso obligatorio para contener el virus. Las escuelas reanudaron clase presencial a tiempo completo sin división en grupos reducidos.
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Sin grandes restricciones, con una reapertura casi total y un ambiente que recuerda a los tiempos previos a la pandemia, muchos israelíes salieron hoy a la calle sin la mascarilla puesta, con el optimismo de sentir que siguen dejando atrás la pandemia tras una veloz vacunación que llevó a un descenso sostenido de la morbilidad.
¿Desaparecen por completo?
Pero las mascarillas no desaparecen por completo: todavía son obligatorias en espacios interiores. Sanidad recomienda usarlas también en grandes reuniones o zonas concurridas en área exterior.
Ante ello, quizás también por una costumbre ya adquirida, muchos paseaban aún hoy por Jerusalén con la mascarilla que les cubría la boca y la nariz, o colocada en el mentón para ponérsela rápidamente si debían entrar a un comercio o subirse al autobús.
«Salí de casa sin la mascarilla puesta, pero al cabo de poco me la volví a poner porque me sentía raro, como si estuviera desnudo», explicó a Efe Tuval Wolf, un joven israelí que caminaba por una calle peatonal de la Ciudad Santa con boca y nariz tapadas.
Para otros como Yoav Menuhin, estudiante de 23 años, salir al aire libre y «respirar sin el filtro de la mascarilla» fue «liberador» e incluso «emocionante», todo un símbolo de «optimismo» que ilustra como el país prosigue con éxito su vuelta a cierta normalidad.
Sin embargo, consideró que la población debe ser «cautelosa» y no olvidarse de ponerse la mascarilla en interiores, ya que «aún no está claro si las vacunas inmunizan» ante nuevas variantes del virus que podrían cambiar la situación y aumentar la morbilidad.
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Israel ya vacunó a más de 5,3 millones de personas con al menos una dosis de la vacuna y a casi 5 millones con ambas, lo que supone más de la mitad de su población, de unos 9 millones de habitantes.
La vacunación -una de las más rápidas del mundo- hizo caer en gran medida los contagios, fallecidos y pacientes en estado grave. En este momento solo hay unos dos centenares de hospitalizados en condición crítica, y los enfermos activos son poco más de 2.500.
Los contagios diarios también se han reducido: ayer se detectaron solo 85 casos nuevos, con un porcentaje de positivos del 0,8%, una cifra muy baja en comparación con el pico de más de 10.000 infecciones en 24 horas que el país registró a finales de enero.