Un menor de un año y cinco meses falleció en una guardería ubicada en Carcelén Bajo, norte de Quito.
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La madre comentó que el niño se encontraba sano cuando lo dejó en el centro de cuidado diario. La mujer indicó que al medio día la llamaron para informarle que su hijo estaba siendo llevado a un centro médico cercano.
Yadira Morales, madre del niño, indicó que en la llamado le comunicaron que su hijo estaba vomitando. En el momento que llegó vio a un grupo de médicos al lado de su hijo, y luego escuchó la frase «ya no hay nada que hacer».
Entre lágrimas, en una entrevista con Teleamazonas, dijo: «Uno por quererse superar, por intentar ser alguien en la vida no sabe con quien deja a sus hijos».
«Si yo no tuviese la necesidad de salir a vender mis helados, con los que no gano mucho, yo no lo hubiera dejado a mi hijo ahí», indicó Yadira.
CONTRADICCIÓN DE VERSIONES
El informe entregado por la Fiscalía difiere con lo expuesto por las madres cuidadoras encargadas del centro infantil.
«Yo tuve la audiencia, en ella el Fiscal me dijo que la muerte violenta está relacionada con ahogamiento con un objeto como una almohada, o lo ahorcaron, o le dieron un golpe en la cabeza», indicó Morales.
La maestra encargada del cuidado del bebé ya fue separada de la institución mientras duren las investigaciones.
Morales indica que la profesional le ha dado dos versiones de los hechos. Una de que el menor se atragantó cuando estaba comiendo y la otra que el incidente se dio mientras el niño dormía.
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Después del trágico suceso, la familia no tuvo dinero para los trámites fúnebres. La madre de Joaquín indicó que ninguna institución se hicieron presentes, y que lo único que recibieron fue un ataúd de cartón para un niño de diez años.
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