¿Por qué nos llenamos de sentimientos cuando vemos un partido de fútbol? Nos da taquicardia, sentimos que la adrinalina sube, con la victoria terminamos satisfechos y animados y con la derrota, impotentes o entristecidos. Nada es casualidad, la ciencia le ha encontrado una explicación en el cerebro.
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Todo radica en el cerebro. Este órgano juega su propio partido de 90 minutos, tiempo en el que activa las denominadas neuronas “espejo”.
Para entender cómo funcionan o qué hacen las neuronas espejo cuando miramos un partido de fútbol le consultamos al neurólogo Carlos Pin sobre este estímulo.
“Lo voy a explicar con un ejemplo para que los lectores lo puedan entender sencillamente, pregunto: ¿has sentido que te contagias del acento con el que hablan otras personas o de la forma en la que se mueven? A todos nos pasa, y la neurociencia de la última década ha descubierto que las responsables de esto son las neuronas espejo, un tipo de neuronas que reflejan el comportamiento de los demás. Son células del sistema nervioso, y están encargadas de transmitir información mediante señales químicas y eléctricas”, comparte el neurólogo Pin.
En ese sentido y entrando al plano futbolístico, son las neuronas espejo las que hacen que nos conectemos con los futbolistas.
Esa conexión involuntaria hace que, por ejemplo, cuando vemos una situación familiar como patear el balón, un tiro libre, penal, tarjeta roja o amarilla, las neuronas espejo se activan y nos ayudan a comprender el instante de esa acción que tenemos delante de nuestros ojos.
Como consecuencia, solemos tener un aumento en la frecuencia cardíaca y respiratoria luego de un momento emocionante del juego.
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Si el equipo gana…
El cerebro segregará dopamina que le generará placer y una sensación de positividad.
Algunas de las funciones notables de la dopamina están relacionadas con: el movimiento, la memoria, sistemas de recompena y comportamiento. Por ello, es común que durante el partido de fútbol los hinchas se muevan de un lugar a otro, salten, bailen e imiten ciertas jugadas.
Si el equipo pierde…
En cambio, cuando estamos tristes o enojados porque nuestro equipo está perdiendo, el cerebro produce cortisol, conocida como la «hormona del estrés», o cantidades excesivas de serotonina, el neurotransmisor que puede causar ansiedad y depresión.
De hecho, una investigación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), corroborada con ensayos clínicos con equipos de élite, ha concluido que «un futbolista con alto nivel de estrés tiene más probabilidades de fallar un penalti».
Sobre el tema el investigador Manuel Jiménez ha indicado, «el cuerpo del deportista, como el de cualquier persona, se prepara para una situación de peligro a través de la liberación de cortisol», pero «el problema viene cuando esos niveles se mantienen altos a lo largo del tiempo».
En conclusión y sea que el equipo gane y pierda, mirar fútbol provoca a nuestro organismo un muchas emociones que, sin duda, es toda una ‘montaña rusa de sentimientos’ que valen la pena vivir.