Un brutal parricidio estremeció al pequeño pueblo de Racale, en la región italiana de Puglia. Filippo Manni, un joven de 21 años, confesó haber asesinado a su madre, Teresa Sommario, de 54 años, tras una discusión porque no saludó al ingresar a su casa.
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Según medios locales, Manni tomó un hacha, subió al segundo piso de la vivienda y atacó a su madre con varios golpes en la nuca, la cabeza y el pecho. Después destruyó el ordenador de ella y abandonó la casa.
El joven fue detenido mientras caminaba desorientado por las calles del pueblo, con el torso desnudo. A la Policía y a su abogado les aseguró que “en un momento todo se apagó” y que no intentaba huir, sino “ir al cementerio a visitar a su abuela o darse un baño en el mar”.
La alarma la dieron los hermanos menores del agresor, dos gemelos de 17 años, quienes escucharon los gritos de su madre. La comunidad quedó impactada. El alcalde, Antonio Salsetti, expresó su consternación y recordó haber visto días antes al joven “sonriente y sereno”.
Los investigadores analizan si existían tensiones previas en la familia. Se conoce que Filippo, estudiante de economía, pretendía abandonar la universidad para dedicarse a la música. Además, recientemente estuvo involucrado en un accidente de tránsito y rompió de un puñetazo el parabrisas del auto familiar.
El joven permanece detenido a la espera de su audiencia, mientras la autopsia de Teresa Sommario está programada para este viernes. La localidad de Racale sigue conmocionada por un crimen que nadie vio venir.